¿Listos para un estadista?

No hay ciudad, calle o familia que no cuente con el experto que a la menor provocación nos recuerde lo inútiles que han sido nuestros comandantes en jefe.

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Partamos de la triste realidad: México es tan diverso como ingobernable. Y entre sus muchos males está el de su incapacidad para engendrar al personaje que logre sacar al buey de la barranca y convertirnos, luego, en la Suiza de América.

Pese a ello, pocas cosas nos unen tanto como la práctica del gran deporte nacional que es pendejear al presidente. No hay ciudad, calle o familia que no cuente con el experto que a la menor provocación nos recuerde lo inútiles que han sido nuestros comandantes en jefe. ¿Por qué aquí no hay estadistas?, se preguntan con nostalgia mientras evocan al general Charles de Gaulle o a sir Winston Churchill.

Por principio de cuentas, y así como los perros se parecen a su dueño, cada sociedad engendra y produce a los políticos que la administran, cosa que se ha dicho hasta la saciedad. No obstante, existe un sector de inconformes perpetuos que se resiste a aceptar que tanto Manlio Fabio Beltrones, como el siempre imitado, pero nunca igualado Pancho Cachondo o la heredera del corporativismo de don Fidel Velázquez, la muy de izquierda Dolores Padierna (ahora preocupadísima de que el Pacto por México legitime a Enrique Peña), estudiaron en las mismas escuelas, también comieron enchiladas o pozole con su mezcalito y fueron a las mismas cantinas que muchos de nosotros.

Este fin de año, en la sobremesa de tanto brindis, es común escuchar dos tópicos: el nocaut de Juan Manuel Márquez a Manny Pacquiao y el “pésimo trabajo” de Felipe Calderón junto a “la catástrofe que se avecina” con el licenciado Peña, sin reconocerle nada al primero, ni esperar a que se equivoque el actual para comenzar a tundirlo.

Muy bonito y muy justo que se les reclame eficacia a los dueños de nuestros impuestos pero, ¿es que México ya se encuentra listo para que lo gobierne un estadista? ¿Ese hombre de virtudes magnánimas cero pragmático ni corruptible que aplique las leyes con rigor y no permita las desviaciones ni de sus colaboradores mucho menos de los ciudadanos que gobierna?

Pediría a los quejosos que tengamos mucho más cuidado con nuestros sueños e ideales, no vaya a ser que se nos cumplan…

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