Pocas ciudades del mundo pueden tener el privilegio de tener un pulmón verde de más de 4,000 hectáreas, y en Cancún lo tenemos. El Área de Protección de Flora y Fauna Manglares de Nichupté tiene una extensión que supera en 6.5 veces el Bosque de Chapultepec, probablemente uno de los pulmones que más reconocimiento tiene a nivel nacional. Interesante, ¿no?

A partir del 26 de febrero de 2008, esta extensión se encuentra en una categoría de protección por las leyes nacionales, y es uno de los activos ambientales y turísticos más importantes del país; ¿a poco no es una belleza pensar que los turistas que llegan a Cancún tienen a espaldas del sitio donde se hospedan uno de los sitios de conservación de manglar más importantes de esta región? Tal vez si se los informáramos mejor, desearían tener vista a la laguna en lugar de vista al mar.

Y es curioso que muchos de ellos no lo sepan, al igual que muchas de las personas que hemos hecho de Cancún nuestro hogar y que, por cultura general, deberíamos en algún momento de nuestra vida ir y aprovechar este gran atractivo, conocerlo de cerca, apreciar su belleza y comprometernos a conservarlo.

Desde el punto de vista turístico, con base en datos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, cerca de 500,000 turistas observan esta Área cada año, mientras pasan por el Sistema Lagunar Nichupté camino a hacer snorkel en los arrecifes en el famoso “Jungle Tour”. ¿Sabrán esos turistas la maravilla que tienen como paisaje en sus recorridos? ¿Sabrán los empresarios náuticos darle el valor real al área? Desde mi punto de vista y con base a la experiencia de observar, analizar y realizar los recorridos, creo que muy poco.

La diversidad de flora y fauna que alberga esta Área Natural Protegida es impresionante: con base en información del Programa de Manejo del Área, se encuentran en ella más de 171 especies, incluidos los cuatro tipos de mangle, palma chit, cacerolita de mar, halcón cenizo, garza azul, loro yucateco, oso hormiguero, puercoespín, cocodrilos de pantano, tortuga grabada, tortuga casquito amarillo, entre otras, todas ellas enlistadas en la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010, que protege las especies endémicas, amenazadas, sujetas a protección especial o en peligro de extinción.

El fin de semana tuve la oportunidad de hacer un recorrido por la zona (que hago cada que hay oportunidad) y he de decir que es uno de los sitios de la ciudad que más valoro; he aprendido a conocerla, a valorarla y a contribuir, aunque sea con pequeñitos granitos de arena, a conservarla.

Además, representa para mí algo muy especial poder haber contribuido hace algunos años, a reforestar ejemplares de mangle rojo en uno de los proyectos más ambiciosos y con mejores resultados en materia de restauración de humedales; después del Huracán Wilma la zona quedó destruida y hoy, después de 10 años del paso de este fenómeno y del espectacular trabajo del equipo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, y en especial de la Biol. Patricia Santos, este lugar esta vivo, nos da un paisaje magnífico, nos protege de huracanes, nos permite tener turismo y permite dar casa a especies terrestres, marinas y aves y, también, genera un pulmón para nuestra ciudad.

Así que la próxima vez que por decisión propia o por casualidad se topen de frente a la laguna, consideren que es una verdadera joya que la naturaleza nos ha dado, y que las instituciones nos ayudan a proteger.

Y piensen sobre todo, qué podemos hacer como ciudadanos, como empresarios, como autoridades, como turistas y como sociedad en general para no dañar este ecosistema, y para regresarle un poco de todo lo que nos da día a día.

Lleven a sus familias, informen mejor a los turistas el atractivo que tienen enfrente, financien proyectos de restauración… presuman este sitios que sin lugar a dudas, es un privilegio tener.