¿México en quiebra?

Hay municipios pequeños que no pueden solventar las más inmediatas obligaciones y otros que han perdido varios puntos en las evaluaciones.

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¿Dónde vivimos los mexicanos? Pues, en los municipios de este país, estimados lectores. Salvo unos cuantos, no habitamos reservas ni cuarteles ni prisiones federales, sino casas y apartamentos situados en esas circunscripciones locales. Y, ¿qué pasa, justamente, con esas demarcaciones cuyos administradores son los que nos brindan los servicios básicos de todos los días como la recolección de basura, la seguridad, el alumbrado público y la pavimentación de las calles? Ocurre que muchos de ellos están en quiebra, a lo largo y ancho del país, con las arcas vacías y con unas deudas que te echas a correr.

Miren ustedes, de muestra, el caso de Acapulco, que recientemente ocupó las páginas de los diarios luego de las conferencias de prensa que diera su presidente municipal el pasado lunes: según el hombre, su antecesor le endosó una deuda de más de dos mil millones de pesos, entre lo que debe la alcaldía, el déficit que arrastra y las indemnizaciones laborales que está obligada a cubrir. Naturalmente, el anterior alcalde niega las imputaciones y los regidores de su partido, el PRI, en el actual cabildo, denuncian que son parte de un “circo político”. Ya sabemos, en efecto, que en este país todo es “político” y que, como las cosas nunca son lo que son, no hay manera de saber, por ejemplo, si un simple bostezo de un tribuno en el Congreso es una muestra de cansancio o una deliberada exhibición de desinterés pactada previamente con sus correligionarios de bancada.

En fin, entre que son peras o manzanas en una de las Perlas del Pacífico (otras de ellas son Guayaquil, Tumaco, Valparaíso y Lima donde, con perdón, no sabemos cómo andan las finanzas), veamos lo que deben Guadalajara (dos mil 681 millones, lo que coloca a la deuda de Acapulco como algo absolutamente exorbitante si comparamos la dimensión de las dos ciudades), Tlaquepaque (entre 780 y 845 millones, según quien haga las cuentas), Nuevo Laredo (poco más de mil millones, y eso que el actual alcalde pagó ya 552 millones en el primer año de su gestión tras recibir un pasivo de mil 642 millones en 2010), León (Bárbara Botello, la nueva alcaldesa de la localidad guanajuatense, una mujer muy competente y una de las figuras más distinguidas del PRI en un estado dominado por los panistas, heredó una deuda de 995 millones) y, finalmente, los dos mil 456 ayuntamientos de Estados Unidos (Mexicanos) debían 44 mil 859 millones al finalizar el segundo trimestre de 2012, según los datos que proporciona la secretaría de Hacienda.

Hay municipios pequeños que no pueden solventar las más inmediatas obligaciones —el pago de los salarios de sus empleados o la gasolina para los vehículos— y hay otros que han perdido varios puntos en las evaluaciones crediticias de las agencias calificadoras, con lo cual la contratación de nuevos préstamos les será más costosa (Moody’s, por ejemplo, rebajó la calificación de Guadalajara).

Traspasemos el nivel municipal y echemos un vistazo a los estados libres y soberanos de nuestra Federación: la gente habla de Humberto Moreira, pero el peor administrador de los últimos tiempos en todo México se llama Leonel Godoy, el anterior gobernador perredista de Michoacán, quien le dejó a su sucesor 43 mil millones de pesos de obligaciones. El actual mandatario, un hombre sensato y honrado, avisa de que si no recibe prontas ayudas del gobierno central no habrá dinero para pagar a médicos, profesores y trabajadores del estado (la deuda de Coahuila es de 34 mil millones y no solo es menor en términos absolutos, sino que es la de una economía que se sitúa varios puntos arriba de Michoacán en lo que se refiere al porcentaje del PIB de este país). Veamos, en este sentido, cuánto debe Nuevo León, uno de los tres gigantes económicos nacionales, junto con el Distrito Federal y el Estado de México: 49 mil 300 millones de pesos, un monto que ha obligado al gobernador Rodrigo Medina a implementar un severo plan de austeridad. ¿Y la administración de Marcelo Ebrard, qué deuda le va a dejar a Mancera? Pues, unos 56 mil millones que parecen excesivos pero que representan una suma perfectamente manejable para la primera economía del país (con calificación AAA por parte de las agencias).

En todo caso, la deuda de estados y municipios ha crecido un 345 por cien en los últimos doce años. Sobrepasa, hoy día, la suma de 404 mil millones de pesos. Impresionados por el número y, sobre todo, sabedores de que el pago es una tarea titánica, senadores del PRI proponen ahora que el gobierno federal “perdone” la obligación y que apoquine los recursos.

Leonel Godoy, en su momento, no imaginó siquiera que iba a contar con parecidos amigos en la Cámara alta. De haberlo sabido, a lo mejor deja una deuda todavía más colosal. No cabe duda que nadie sabe para quién trabaja.

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