Naturaleza implacable
Me llaman la atención los notorios cambios demográficos, epidemiológicos, climáticos y económicos que sufre el planeta...
Habrá guerras, hambres, terremotos y persecución; los cuerpos celestes serán conmovidos y entonces lo lamentarán todas las tribus de la tierra.- San Mateo
La única realidad hoy es que el futuro es incierto. Me llaman la atención los notorios cambios demográficos, epidemiológicos, climáticos y económicos que sufre el planeta.
Giovanni Sartori en La tierra explota, dice: “El reino del hombre llegará a duras penas a 2100, quien lo quiera disfrutar que lo haga rápido, porque el mañana es incierto”. Desde cualquier ángulo, todos los mensajes convergen en un punto: estamos acabando con nuestro planeta. Algunas cifras apuntalan lo dicho.
Sobrepoblación: el siglo XXI comenzó con 6 mil millones de personas y hoy “rascamos” los 7,500 millones. En tres lustros crecimos 12.5 %. Nuestro país ya casi llega a los 130 millones. Las razones del crecimiento son muchas: una, el notable aumento en la esperanza de vida que conlleva mayor demanda de espacios habitables, deforestación, insuficiente abasto de agua y alimentos, desempleo y cabalgante violencia.
Pobreza: incluye a quien tenga al menos una carencia social (educación, salud, seguridad, vivienda, servicios básicos y alimentación), además de un ingreso menor que el valor de la línea de bienestar. En este país, la mitad son pobres. Millones pasan hambre. Cerca de 200 millones de niños y niñas viven y trabajan en las calles de las ciudades en desarrollo, cuatro de cada 10 están en América Latina. Muchos adultos sobreviven robando, mendigando o realizando trabajos en la informalidad.
Degradación del medio ambiente: por recalentamiento, deshielos, polución atmosférica, CO2 alto, inundaciones y fenómenos meteorológicos implacables. La destrucción de áreas verdes amenaza a moradores y reservas protegidas. Cual efecto dominó, las temperaturas se elevan a más de 40 grados y se espera un 2017 con incrementos históricos.
Enfermedades: los extremos de la vida son sus principales víctimas (menores de 5 años y mayores de 65). Contaminación de mantos freáticos e inadecuado manejo de alimentos se suman al devenir irascible de los “jinetes del Apocalipsis”.
Te invito a hacer a un lado los problemas triviales que nos ciegan e insensibilizan. Pronto las guerras serán por falta de agua y alimentos y no por tierras ni petróleo. Sigamos alterando el ecosistema y la magnitud de los fenómenos no podrá ser acallada con discursos políticos ni con todo el dinero del mundo.