El título de este artículo obedece a una parte de la conversación de dos adultos mayores después de los diversos actos que fueron transmitidos por la toma de posesión del Presidente de la República.

La frase que sirve de título a este espacio el día de hoy les parecerá a algunos demasiado condescendiente y a otros poco amable, dependiendo de sus preferencias políticas y al grado de propensión al optimismo.

Para contextualizar la afirmación, debo decirles que fue expresada entre dos personas que -hasta donde puedo saber- no votaron por Enrique Peña Nieto y son proclives a dudar seriamente de las intenciones de los políticos, particularmente si éstos pertenecen a cualquier partido distinto al PAN.

Es que lo dicho por el Presidente fue un compendio de cosas deseables por buena parte de los mexicanos, que vemos -con esperanza cíclica- en el comienzo del gobierno, la oportunidad de iniciar el camino de la reparación de los males de nuestro país.

El primer acierto es haber abordado -sin evasión- los temas que comprenden el conjunto de asuntos que se encuentran en el primer orden de necesidades y preocupaciones de quienes queremos y creemos que la realidad nacional puede tener una mejor condición.

El gabinete que acompañará a Peña Nieto tiene -en su conjunto- los conocimientos, la experiencia y las credenciales que avalan su “fortaleza” para materializar buena parte de las llamadas “13 decisiones” si en realidad en esas se encuentra el verdadero propósito del gobierno que se inició el pasado sábado.

Por lo observado y oído, ha causado una buena impresión, que esperamos persista cuando se comiencen a comparar los dichos con los hechos y no sólo logre caer menos mal sino convencernos a todos los mexicanos.