¿Nostalgia?

Las nuevas tecnologías no son malas, ni los alimentos actuales, ni las nuevas formas de comunicarse, la clave está en el objetivo del uso.

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Pensé que la nostalgia y la clásica frase: “Todo era mejor en mis tiempos” vendrían a mi vida más tarde, pero el mundo va tan de prisa que aquello que acongojaba a nuestros padres y abuelos ahora nos impacta más jóvenes. Esto en varios sentidos, desde lo físico a lo emocional.

Con el hábito de sumergirnos en nuestro mundo con los audífonos, a más temprana edad tenemos problemas con el llamado “tono de entendimiento”, que podemos identificar cuando preguntamos frecuentemente: ¿Qué? cada vez que nos comentan algo y no comprendemos al instante y no porque no se haya puesto atención.

Estar localizable prácticamente las 24 horas, en el Twitter, Facebook, Whatsapp, Pin, SMS, celular, correo o cualquier plataforma de comunicación también agrega un “granito” más de estrés  a la vida. Ahora hasta los menores están presentando niveles de cansancio similares a los adultos por dedicar tanto tiempo a los dispositivos electrónicos, los cuales los enganchan hasta la madrugada y desarrollan trastornos del sueño.

Y esto sin tocar el tema de la alimentación y otros aspectos; en fin, llega el golpe de la nostalgia, pero luego reviro, me sacudo “el hubiera” y me reto a buscar un equilibrio: las nuevas tecnologías no son malas, ni los alimentos actuales, ni las nuevas formas de comunicarse, la clave está en el objetivo del uso.

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