Olimpiada digital

Los juegos olímpicos no serían tan entretenidos y relevantes hoy...

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Los juegos olímpicos no serían tan entretenidos y relevantes hoy, sin el poder de las redes sociales. Y eso explica porque, para bien y para mal, nadie extrañe a Televisa y TV Azteca en la cobertura de Río de Janeiro. 

La apuesta de América Móvil, Claro  Sports, ESPN, FOX Sport, Canal 11 y Canal 22 por la olimpiada puede tener muchos trasfondos más creíbles que la buena voluntad de Carlos Slim, pero no podemos negar que gracias a la compra de los derechos de transmisión, los juegos ahora sí parecen una justa deportiva, y no un escaparate de cómicos, actores de segunda y comentaristas de tercera, al que nos tenían acostumbrados las poderosas televisoras mexicanas desde los juegos de Atenas, en los que para quien esto escribe, comenzó la debacle en calidad de contenido cultural y deportivo de su cobertura. 

Echarse un clavado por las redes sociales en busca de información sobre la olimpiada es mucho más fácil hoy, sabiendo que encontraremos (al menos en México), datos netamente deportivos y artículos interesantes sobre las figuras del momento, pues ante el descarte de Televisa y TV Azteca de la justa, los medios digitales de toda índole y tamaño, tienen una oportunidad de oro para ofrecer contenido de calidad al público de internet, mismo que se puede compartir y con ello darse a conocer como una opción informativa. 

Incluso, para los medios escritos y digitales, la oportunidad está puesta en bandeja de plata, pues al no tener medios “públicos” que saturen a la audiencia con los juegos, los diarios y sus sitios web pueden ofrecer imágenes y videos de las competencias que verdaderamente importen al lector, textos o contenido multimedia que genere tendencias reales, y no inventos del presentador,  cómico o la agenda privada del medio de comunicación, o los comerciales disfrazados de boletín informativo. 

Manteniendo esta idea, el hecho de que TV Azteca y Televisa no transmitan los olímpicos, ayudó mucho a que uno de los pecados de las redes sociales no llegara a las masas, y por ende, se quedara como una anécdota, desdeñable, pero no más allá de eso. 

Sin espíritu olímpico  

En estas columna siempre hemos dicho que el gran error de Twitter y Facebook es que fomenta las ganas de “ser algo” en lugar de “hacer algo”, y estoy quedó claramente demostrado con el caso de Alexa Moreno, gimnasta mexicana y número 12 en salto de caballo en la presente olimpiada. 

Las redes sociales, habidas de una razón para crear memes tontos y chistes malos, criticaron su figura llamándole “gorda” por no ofrecer el estereotipo de la gimnasta esbelta y rubia. De lado quedó no sólo su clasificación a los juegos, sino su buen desempeño que, si bien quedó lejos de las medallas, sí fue bastante loable, trascendente y digno de un deporte en el que, al menos en nuestro país, sólo se llega rascándole solo, pues como no es fútbol, a nadie le importa. 

El show que se armó en Twitter por el caso de Alexa no pasó a mayores, pues tan pronto como iniciaron las críticas, la defensa y la lógica entró al rescate del día y listo: un mal chiste web no pasó de ahí y de un seguimiento más bien desapasionado (como debe ser) que le dio el diario británico Daily Mail, y que dejó mal parados (como nos merecemos en este caso) a los mexicanos. 

Podemos imaginar el escándalo nacional, melodramático y cursi que se hubiera armado en las televisoras mexicanas si estuvieran al pendiente de las olimpiadas: el caso de Alexa hubiese terminado, casi, casi en la Conapred y con un episodio en “La Rosa de Guadalupe”. 

Con esto, considero que no podemos negar que una gran ventaja para el público mexicano en esta  olimpiada es que hay menos drama y mucho más deporte; lo malo es que para los deportistas nacionales, con televisoras o sin ellas, Río 2016 sí que ha sido hasta ahora un cáliz de muy amargo sabor.

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