Olvido que duele
El Alzheimer afecta a 4 de cada 100 personas menores de 70 años y la tercera parte de la población arriba de los 80 años la adquirirá.
Como es costumbre en salud, sin pena ni gloria transcurrió otro de esos días mundiales establecidos por la OMS, me refiero al Día Mundial del Alzheimer (21 de septiembre), e inconscientemente fuimos víctimas del olvido colectivo sobre el tema.
Sólo en nuestro país existen alrededor de 11 millones de adultos mayores de 65 años, de los cuales el nueve por ciento sufre algún tipo de demencia; y de cada 10 personas que la padecen, ocho son de tipo Alzheimer.
Todos estamos ocupados en conocer desde muy temprana hora quién hizo o dejó de hacer algo en política, si airadamente los partidos se enfrentan por determinado tema o si fulanito o zutanito salieron otra vez en la foto. Lo efímero e intrascendente sustituye lo valioso y medular del ser humano –su vida-, para perdemos en las formas, ¡qué pena! Entretanto, en muchos hogares yucatecos viven congéneres que progresivamente están perdiendo la memoria, su capacidad de aprender, razonar, formar juicios, comunicarse y llevar una vida dignamente saludable.
Algunos se dirán: esta enfermedad le sucede sólo a la gente grande, pero les preciso que, si bien se presenta con mayor frecuencia entre individuos de más de 65 años de edad, también puede afectar a adultos jóvenes. Cuatro de cada 100 personas menores de 70 años la padecen y la tercera parte de la población arriba de los 80 años la adquirirá. Ocupa el nada despreocupante noveno lugar como causa de muerte en nuestro país.
Sé que vivimos una vida agitada, donde ansiedad, recelo y agitación son las constantes, pero es necesario destacar en forma oportuna lo que sucede cuando de patologías actuales, pero poco conocidas, hablamos. Tenemos derecho a elegir qué ver, qué hablar, qué comprar, qué comer, pero no a olvidarnos de que vivimos inmersos en un colectivo, donde los problemas de otros también pueden volverse nuestros y por lo tanto debemos sumarnos a los esfuerzos particulares y cultivarnos en las áreas de salud y educación comunitaria.
Conviene analizar la posibilidad de incluir dentro del programa de atención a los adultos mayores pruebas cognitivas una vez que cumplen los 60 años, favoreciendo de esta manera la detección precoz del Alzheimer. Esta acción nos permitirá establecer estrategias preventivo-educativas en los hogares. En el camino andamos y como los ves te verás.