Fermín Dzib, de Xocén, Valladolid, contó a Silvia Terán y Christian Rasmussen el origen de las plantas. Fue Tzamná, Dios de Izamal quien descubrió las plantas medicinales y les puso nombre a todas. Después encontró las demás, entre ellas, la de maíz. Así aparecieron las plantas.

Las semillas de todas las especies fueron guardadas en una cueva de un cerrito que está muy próximo al sitio donde está la capilla de la Santísima Cruz, cerca de Xocén.

Se dice que, antes de la llegada de los españoles, ya había personas viviendo cerca de la Santísima Cruz. Esta daba órdenes a la gente de noche y de día. La Santísima Cruz dio la orden de que vayan a ese cerrito, que es el Centro del Mundo, porque en la cueva estaba toda la semilla que se necesitaba para vivir.  

Entonces, fue un señor al lugar indicado. Cuando llegó, vio como una puerta subterránea que se abría y entró. Allá estaban las semillas de frijol, de ibes, de maíz, de todo. Sacó siete de cada una y las llevó a la Santísima Cruz.  

El señor se retiró de allí, pero cuando regresó las semillas habían aumentado. Entonces él mismo las repartió entre la gente. Cada quien sembró en sus milpas y así fue como se obtuvieron las plantas y semillas que hoy existen.