Una de las ventajas que Enrique Peña ha tenido en la política es que a sus adversarios les da por subestimarlo. Su trayectoria de diputado local, gobernador, candidato presidencial y los pocos días que lleva de presidente da cuenta de eficacia y carácter. Sus detractores se han creído su propia propaganda y por eso han perdido frente a él. Los 12 días que van muestran que el Presidente actúa por nota. Malquerientes y competidores se ven sorprendidos.

El Presidente apenas empieza. No hay sorpresas. El Pacto por México es guía y es un proyecto arropado por la pluralidad. No son golpes publicitarios, simplemente es ir materializando un acuerdo que requiere de voluntad, no solo del Presidente, sino de quienes han suscrito el compromiso. Paradójicamente, todos ganan: Gustavo Madero y Jesús Zambrano ahora son más líderes y tienen más autoridad que siempre. Frente a sus cuestionadores la respuesta irrefutable es que buena parte de su propuesta está presente en el Pacto.

El sindicato de maestros ha hecho lo propio, como lo anticipara Carlos Marín. Mejorar y modernizar la educación no va contra los maestros o su gremio, y es de inteligencia respaldar al Presidente en la tarea de mejorar la educación. A diferencia de lo que ocurrió a finales de los 80, no es un golpe a la dirección del SNTE. Pero cada cual ve la reforma como quiere; en realidad el objetivo es recuperar la responsabilidad que le atañe al Estado y al gobierno, menguada por la confusión y debilidad que caracterizó a los presidentes del PAN y no solo frente al SNTE.

Rescatar al Estado para hacer valer el interés general sobre el particular es tarea hacia muchos frentes. Nuevamente, aunque afecte intereses, no es una empresa con destinatario, se trata de recuperar lo que es tarea del gobierno. El Presidente no tiene amigos, tampoco enemigos.

El Pacto por México entraña decisiones difíciles y complicadas de instrumentar. Mucho dependerá de la reforma hacendaria, área de natural debate y desencuentro. Sin embargo, ha llegado la hora de un nuevo régimen hacendario en el que cada quien contribuya en la medida de sus posibilidades. Legalidad, inclusión y equidad son los ejes hacia donde deberá perfilarse el sistema fiscal.

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