Los dueños de los grandes consorcios periodísticos en México y el mundo deberían investigar bien quién los lee,  cuántos años tienen quienes los compran, o los que se suscriben. Es un tema de supervivencia.

Si lo entienden, quizá se motiven para abandonar sus anodinos modelos que responden a intereses económicos y políticos, para retomar un periodismo con carácter social, interesado en la gente.

Un estudio hecho por Ken Doctor, del Laboratorio Nieman de Periodismo de la Universidad de Harvard, identificó al lector promedio de periódicos de Estados Unidos, similar a quienes habrían votado por Mitt Romney en la pasada elección: hombres blancos, viejos y conservadores. Un público de no muy largo plazo.

Otro estudio del grupo Borrel Associates –que investiga tendencias de lectores– descubrió que los usuarios de medios impresos y digitales son similares en ese país: un grupo que va envejeciendo cada año. No les queda mucho tiempo.

Si bien ocurre en Estados Unidos, el comportamiento del lector promedio de periódicos en el mundo es similar y por ende lo mismo podría estar ocurriendo en México y otros países.

Los dueños de los periódicos podrán decir que finalmente habrá un grupo de gente que supera los 25 años que podría suplir a esa vieja generación, como la que está de salida lo hizo con la anterior. Se equivocan: la generación anterior no tenía otra opción más que los medios tradicionales.

La nueva generación tiene la web, el social media, la narrativa multimedia, la inmediatez respaldada después con investigaciones de profundidad, el periodismo colaborativo, su capacidad de generar información, de aportar, de gestionar y administrar datos.

Es un público que prácticamente está fuera de la lectura de medios. El usuario promedio de Internet en México tiene entre 15 y 25 años. Está creciendo en ese ecosistema. Los informativos actuales no reflejan su día a día, lo realmente ciudadano, no le interesan.

Hay una generación de lectores de periódicos y un staff de esos medios que está de salida, por la vía natural. No son eternos. Un periodismo viejo, con lectores viejos no tiene expectativas. Renovarse y comprometerse de nuevo con los ciudadanos, quizá se las dé. Los demás, no pasarán la crisis.