¿Qué hacer con los malos policías?

El problema está en las municipales y estatales, las de mayor proporción y donde la situación en no pocos casos es deplorable.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

¿Qué hacer con los malos policías? Lo primero, lo más relevante es diferenciarlos de quienes sí cumplen. Ya se sabe que no hay blanco y negro, menos en los temas de inseguridad y en los territorios donde se ha tenido que enfrentar a un enemigo cruel, violento y poderoso. No se sabe cuántos, pero sí existe la convicción de que hay policías que no cumplen con los criterios elementales de confianza, están presentes en las policías municipales, estatales y federales. Es peor en éstas porque la inversión que se ha hecho en ellas ha sido considerable, aunque también son quienes enfrentan a los enemigos más perniciosos.

El nuevo gobierno está por iniciar la Gendarmería Nacional, un paso necesario, pero que apunta hacia una solución parcial, que es la de mejorar a la policía del gobierno federal. El problema está en las municipales y estatales, las de mayor proporción y donde la situación en no pocos casos es deplorable. Los exámenes oficiales de confianza a pocos alcanzaron, daban mucha importancia al mentirómetro o polígrafo, un examen que requiere de un aparato y de un técnico certificados y de horas de examen. El rezago en la validación es explicable.

Echar precipitadamente a los policías a la calle plantea al menos tres problemas: buenos y malos son tratados por igual, los malos quedan libres para continuar delinquiendo y las autoridades deben indemnizar a los excluidos. Todo esto muestra que con frecuencia entre los detenidos de grupos delictivos están criminales que alguna vez pertenecieron a las fuerzas del orden.

Se requiere un nuevo modelo policial. Debe recuperarse en sus virtudes el planteamiento anterior. Policías municipales armados, con placa y mal remunerados son propensos a la corrupción o a la cooptación. El dinero no es todo, pero es indispensable y esto debe trasladarse a los gobiernos locales bajo normas de aplicación claras, con una estrategia regional precisa y con evaluación para que cumplan su propósito.

Contar con buenos policías llevará tiempo y la sociedad tendrá que realizar un esfuerzo importante para sufragar su transformación. Por mucho sale más caro quedarse con lo que se tiene.

Twitter: @berrueto

Lo más leído

skeleton





skeleton