El gobernador Carlos Joaquín González no tiene ataduras o dilemas partidistas, desde que cortó sus amarras para ser candidato a la silla mayor, demostrándole al PRI que se equivocó al vetarlo en el proceso interno de selección de candidato. Bueno, el veto fue de Beto…Borge, pero todo el Tricolor es responsable moral de esta decisión que lo condenó a la derrota más apocalíptica de toda su historia en Quintana Roo.

De Jesús Martínez Ross a Roberto Borge Angulo, los gobernadores de Quintana Roo fueron apasionados o glaciales priistas, pero siempre comandando a este ejército invicto que a partir de 1996 supo lo que era perder una miserable diputación local, hazaña lograda por el panista Antonio Rico Lomelí en un distrito de Cancún.

Carlos Joaquín quiso alinear en el PRI, pero no le dejaron más opción que emprender la complicada travesía respaldado por dos membretes con presencia nacional, pero con proezas que han fluido con gotero en las batallas electorales.

El ex alcalde de Solidaridad es un político sin casaca partidista, o la tiene pero con el azul turquesa marino y el verde selva de Quintana Roo. Por ello se entiende muy bien con priistas, panistas, perredistas, verde ecologistas y con los discípulos de Elba Esther que gobiernan en Bacalar y Lázaro Cárdenas, por obra del PRI.

El pasado domingo Carlos Joaquín acudió a Isla Mujeres a entregar patrullas y equipamiento para Seguridad Pública y Tránsito, en los dominios del alcalde priista Juan Carrillo Soberanis. El presidente municipal tiene por prioridad apretar tuercas para que la seguridad pública continúe siendo un tema silencioso, con el mínimo de golpes delictivos en su demarcación que contempla al explosivo Cancún. 

El evento fue cordial en Isla Mujeres, más allá de las fotografías oficiales. Nada de recelos partidistas en temas de beneficio colectivo, como la seguridad pública. El gobernador no regateó el apoyo porque comprende que los municipios tienen que recibir todo el respaldo por salud de Quintana Roo.

Carlos Joaquín y Juan Carrillo comprenden a la perfección que la agenda de temas prioritarios para la ciudadanía es lo único que importa, y esta convivencia es muy tersa en lo político sin excepciones en los 11 municipios, con resultados que fluyen con su caudal de beneficios.