Las redes son paredones

Es increíble ver cómo el Facebook se ha convertido en el más grande de los paredones y la plataforma más grande del oportunismo político...

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Mare de veras que ni da ganas de agarrar un periódico, ni de encender la televisión y mucho menos de entrar a las redes, donde todo lo que ves se resume en una sola palabra: violencia. ¿Cómo es posible que un país con tanta riqueza cultural esté padeciendo por todos estos sucesos que sólo demuestran la gran pérdida de cultura y sobre todo de valores en la que se encuentra nuestra sociedad, y más nuestra juventud? Este sorbo que le doy a mi chocolate me sabe de lo más amargo, ni siquiera el remojar mi bizcocho me hace recobrar la sonrisa por todo lo que está pasando en nuestro hermoso país. 

Es increíble ver cómo el Facebook se ha convertido en el más grande de los paredones y la plataforma más grande del oportunismo político; da tristeza ver cómo la gente se expresa e incluso hasta hace mofa de un tema en el cual debe de haber mucha gente sufriendo, por ser de forma directa una de las familias afectadas. ¿Dónde quedó la sensibilidad?, ¿dónde quedó el lado humano de las personas?, ¿qué magnitud de tragedia se necesita para que se ablande el corazón de la gente? Debemos de dejar ya la violencia a un lado. Me pregunto: ¿acaso esto es lo que trajeron las redes sociales? Si la respuesta es sí, ojalá nunca hubieran llegado. 

Es muy importante que todos hagamos la parte que nos corresponde; insisto, la violencia en cualquiera de sus presentaciones no trae nada bueno consigo, y digo cualquiera de sus presentaciones porque la violencia no sólo está en las redes, también está en los hogares, en los medios de comunicación y sobre todo en la televisión, donde parece que lo que marca el nivel de un rating es quién insulte más, quién diga más vulgaridades, quiénes maten o se enriquezcan de manera ilícita, porque ese es el mensaje que transmiten las narcoseries que tristemente tienen mucho éxito. Qué pena que confundan el arte y la cultura con lo grotesco y soez. El mensaje es simple: que se invierta en cultura y arte en los niños y la sociedad será otra. 

Perdón, hoy Mario le quitó la pluma a Dzereco.

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