Reflexión en torno al mito
El mito, como elemento de la cultura, persiste a través del tiempo, pero no es invulnerable a él, y suele cambiar de forma.
El mito es uno de los géneros de la tradición oral y como tal se puede decir que es una construcción social que se expresa y transmite en el lenguaje de un grupo humano, propio de una sociedad específica.
El mito, como elemento de la cultura, persiste a través del tiempo, pero no es invulnerable a él, y suele cambiar de forma. La fuente del mito es la sociedad, pero la autoría es anónima.
El mito aborda asuntos serios relacionados con la existencia y supervivencia de la comunidad; sus protagonistas, dioses, héroes o animales, son representados por símbolos.
El contenido del mito hace referencia al tiempo, explícita o implícitamente, marcando el pasado y su incidencia en el presente. Como le es propio a todo relato, el mito incluye acciones y conflictos en su trama, los cuales son resueltos con actos y poderes sobrenaturales o mágicos.
El mito es como un ser viviente y para que sobreviva primero necesita ser evocado a través del habla cotidiana. Niños, jóvenes, adultos y ancianos transmiten, además de los mitos, leyendas, cuentos, plegarias, refranes, consejas, canciones y similares.
Los hechos, los espacios, los personajes, los animales, las sustancias vitales y la noción del tiempo son intercalados paulatinamente en la experiencia de cada día que, al paso de los siglos, constituye la cosmovisión de un pueblo.