Regina y el regreso a clases
'Más vacaciones para que los comerciantes ganen más dinero es malo. Una semana más sin saber qué hacer con los niños'.
Es viernes y Regina, criada –de criar, no de servir– en un municipio cercano, llega a la casa para ayudar con la limpieza.
Su figurón altera todos los sentidos, incluyendo el práctico, el del humor y el de pertenencia. Al mirarla, se intuye que la felicidad, supuesto producto de la monogamia, no es más que un cliché espiritual.
“Regresan a clases, Regina”. “Urge, Don. Más vacaciones para que los comerciantes ganen más dinero es malo. Una semana más sin saber qué hacer con los niños”. “Olvidan que hoy en día, padres y madres trabajan por igual, Regina”.
“Ojalá mi niño Sábado tenga mejor año”. “¿Mal estudiante?”. “No, es pesado. En un examen le preguntaron: ‘Dinos, Sábado, con qué mató David a Goliat?’ -‘Con una moto, maestra’. -‘¿Seguro? ¿No fue con una honda?’ Y él contestó ‘Ahh… ¿tenía que decir la marca?’ No causó gracia.
Minutos después se le acercó y le dijo: ‘Maestra, no puedo resolver el problema’ y ella, ya en tono de burla le dijo: ‘Pero si cualquier niño de 8 años lo resuelve’ –‘¿Ya ve, Maestra? Con razón, pues yo tengo 10’ y a partir de ahí, lo empezó a reprobar”. “Regina, el abuelo decía: ‘Ese niño es muy inteligente, a pesar de sus buenas calificaciones’. Y qué razón tenía”.