Se los dije

El nuevo rector de la Uady empezó mal su administración, antes de ser elegido se le adjudicaban actitudes de intolerancia y, desgraciadamente, no se ha preocupado en cambiar esa percepción.

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Ya son quince días de huelga en la Uady. El nuevo rector empezó mal su administración, antes de ser elegido se le adjudicaban actitudes de intolerancia y, desgraciadamente, no se ha preocupado en cambiar esa percepción. 

No es un secreto que los sindicatos siempre van a negociar mejores condiciones laborales, con toda razón, y la nueva administración debió saberlo desde antes y prepararse para llegar a un acuerdo en el que las dos partes quedaran conformes.

Es la fórmula de siempre, un asunto de negociación y diálogo. Y en este caso, pareciera que la administración universitaria se empeña en posicionarse como autoritaria y desentendida de las necesidades de sus empleados.

El discurso que han manejado ha dejado mucho qué desear. Pareciera que al diálogo lo están dejando como una opción más, por no dejar. Eso hubiera evitado que se hiciera aquella votación con todos los sindicalizados en los que casi el cien por ciento manifestó estar de acuerdo con la huelga. Eso hubiera evitado que se retomaran con más fuerza aquellos casos de nepotismo, salarios inflados, compensaciones y la gran desigualdad salarial. 

El diálogo también hubiera evitado que se sumaran a la lucha sindical maestros, alumnos, ex alumnos y sociedad. Hubiera evitado que los reflectores se pusieran sobre la nueva administración, que fuera señalada y que fuera vista como la villana más mala de malolandia. 

Hubiera evitado también que, en un intento de verse responsables, declaren que las clases en los sitios alternos sean obligatorias, con conteo de faltas y exámenes, lo que está enviando un mensaje de que para esta administración los trabajadores sindicalizados no son importantes ni indispensables. 

Y es que, a estas alturas, el simple anuncio de que solamente con el bono que recibe el rector se podría cubrir la demanda sindical, la administración ya no tiene de otra que hacer una buena oferta, lo cual no creo que llegue a pasar.

Hace unos meses se habló mucho de la elección del nuevo rector y en este espacio se planteó la necesidad de un cambio de dirección, con mayor apertura a lo que necesita la Uady para ser una universidad moderna y competitiva. No pasó y decidieron seguir como siempre, con el mismo grupo. Yo me pregunto si los integrantes del Consejo Universitario estarán contentos con su decisión. 

Chisme de elección: El chisme es que no hay chisme. Ya que los protagonistas de los próximos meses se han destapado, los demás aspirantes han regresado a su lugar, resignados, en espera de algo. Poco a poco se han ido asimilando las decisiones y se han empezado las reuniones, cafés y pláticas para limar asperezas, y los que se sentían poderosos e influyentes, al ver que no les tocó nada, están a la sombra. Así es la política.

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