Se va el tren

La dinámica económica nacional no mejora y la mesura en el gasto es obligada, no sólo por la carencia de recurso...

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La dinámica económica nacional no mejora y la mesura en el gasto es obligada, no sólo por la carencia de recursos, sino porque la utilización de los que hay debe hacerse con racionalidad, lo que implicará que proyectos importantes, pero sin impacto social inmediato, quedarían para mejores tiempos, entre ellos el llamado tren transpeninsular.

Para el caso de Quintana Roo, medios nacionales y locales han destacado proyectos que no lograron concretarse a pesar de haber sido anunciados en 2014; situación que no es atribuible a la gestión gubernamental local, y tal vez ni siquiera a la federal, pero representan un retraso en los planes de desarrollo para la región sureste del país.

Lo anterior porque en el Plan Nacional de Infraestructura (PNI), presentado el 29 de abril de 2014 –a 1 año y 4 meses de iniciado el sexenio de Enrique Peña Nieto- se contemplaron 743 proyectos específicos, y el más importante para el sureste mexicano es el del tren transpeninsular, con una inversión estimada de 17 mil 954 millones de pesos en la primera etapa; es decir, que aun cuando se construyera la obra no se pondría en operación antes del 2018.

Del total, unos 4 mil 218 millones 242 mil pesos corresponderían a inversión privada, por lo que la erogación final del gobierno federal sería de 13 mil 735 millones 758 mil pesos; y aunque a finales de 2014 hubo publicaciones diversas que señalaban que no se otorgarían recursos; el presupuesto federal contempló finalmente 7 mil 029 millones 904 mil pesos para ejercerse en 2015.

Por ese año de retraso, aun cuando se licite la obra en los primeros meses de 2015, no habrá transpeninsular en la presente administración federal, ni siquiera en su primera etapa; y ahora la amenaza que se cierne sobre el proyecto, es la estrepitosa caída del precio del petróleo, por la conocida dependencia presupuestal de los ingresos petroleros del país.

Ciertamente, el secretario de Hacienda federal, Luis Videgaray Caso, declaró que México erogó 773 millones de dólares en seguros que garantizarían el precio de 79 dólares por precio de barril, monto al que se presupuestó para el presente año; pero también dijo que si la baja petrolera se mantenía por varios meses habría obras que no se realizarían.

La declaración la hizo a finales de noviembre de 2014, recalcando que, en todo caso, el bajo precio afectaría las ventas que se realizaran a partir de enero del presente año; en ese entonces el precio se ubicaba en 65 dólares por barril. Pues bien, este martes 6 de enero el precio se ubicó en 39.94 dólares por barril; lo que en términos llanos representa la mitad del precio estimado en el presupuesto federal. De ese tamaño es el boquete en las finanzas.

Esa afectación impactará seguramente a muchas otras obras, pero se destaca el caso del transpeninsular justamente por los retrasos que ya presenta el proyecto y porque incluso existe aun polémica sobre la ruta que debe seguir, pues la SCT mantuvo la original, que es de Mérida, Yucatán, a Punta Venado, Quintana Roo; cuando hay empresarios que demandan que sea Cancún el punto de llegada, o que se contemple una ruta complementaria, todo lo cual evidentemente no ocurrirá en lo que resta de la administración del presidente Peña Nieto.

A la crisis que se vive en materia de seguridad o al estancamiento económico nacional desde 2012, se suma ahora la caída en los precios del petróleo, que impactarán sin duda en lo que pueda o no hacerse en infraestructura en los próximos años. Mala pasada.

Así, se supone que  obras como el tren México-Querétaro deberán licitarse antes que concluya enero, pero otras como el aeropuerto de la ciudad de México o el tren transpeninsular deberán repensarse, a menos que los programas sociales se coloquen en segundo plano, y eso es lo último que debiera ocurrir, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra, nos leemos en la próxima.

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