Serpientes invasoras en el nido de Cancún

La gangrena de nuestras policías instaladas en Cancún fue visible a la distancia en 2004...

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

La gangrena de nuestras policías instaladas en Cancún fue visible a la distancia en 2004, por la negligencia del gobierno federal que incubó los huevos de serpientes venenosas que hoy le acribillan el rancho. Lo peor es que mandos municipales, estatales y sobre todo federales estuvieron al servicio de estos reptiles con mucho poder corruptor y con el terror como recurso alterno.

El tráfico de drogas en Cancún fue un delito permitido por las autoridades y que fue conquistando grandes estratos de la comunidad en explosivo crecimiento. Para el gobierno federal –el panista Vicente Fox estaba en la Presidencia– el combate al narcotráfico tuvo por prioridad la captura del ex gobernador Mario Villanueva Madrid, quien había sido atrapado cerca de Cancún a fines de mayo de 2001.

El 25 de noviembre de 2004 fueron localizados en Cancún los cadáveres de 12 ejecutados, tres de ellos de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI). La PGR estaba podrida en este polo turístico y muchos de sus elementos fueron detenidos y arraigados por tres meses en la Ciudad de México, bajo sospecha de trabajar para Los Zetas.

Fueron 17 mandos estratégicos detenidos, entre ellos el delegado de la PGR, Miguel Angel Hernández Castrellón, y el subdirector operativo de Seguridad Pública de Cancún, Felipe de Jesús Argüelles Mandujano, “El Rayo”, liberado cinco años después con el clásico “usted disculpe”. También Hernández Castrellón abandonó el penal de Mérida.

Los avisos fueron bofetadas en el rostro de una sociedad concentrada en su éxito de cuento de hadas, y que se fue acostumbrado al tráfico de drogas con sus ejecutados ocasionales, hasta llegar a esto.

El alcalde de Cancún, Remberto Estrada Barba, tiene que enfrentar el desafío y no ha quedado inmóvil. Aumentar la presencia de su policía y la vigilancia en zonas clave –como plazas comerciales y escuelas– es una respuesta obligada porque se tiene que enviar el mensaje correcto a una población que espera el manto protector de su autoridad inmediata.

Los programas de prevención al delito y las revisiones en las carreteras son acciones indispensables para proteger a Cancún, una gallina de los huevos de oro que a diferencia de Pemex se mantiene con mucho vigor, por el bien de Quintana Roo y México.

Lo más leído

skeleton





skeleton