Sin salvavidas

El Secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, advirtió que el gobierno federal no tiene planeado “rescatar” financieramente a los estados ahogados en deudas.

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Con pasmosa contundencia, el Secretario de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Meade, advirtió que el gobierno federal no tiene planeado “rescatar” financieramente a los estados ahogados en deudas a causa de la mala administración de sus ex gobernadores, entre estos, Quintana Roo, que arrastra una deuda pública de más de 30 mil millones de pesos, según información del titular de la Sefiplan, Juan Vergara Fernández.

Esta revelación la hizo durante una entrevista con el periodista Carlos Loret de Mola, donde dijo que no habrá ningún tipo de rescate para Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo, las tres entidades donde se han detectado verdaderos boquetes en sus arcas provocados por sus ex gobernadores, todos de origen priista.

La negativa de la federación a lanzar un salvavidas de manera urgente a estas entidades puede tener varias lecturas políticas, ya que en los tres casos el PRI fue castigado en las urnas, perdiendo la gubernatura debido a los excesos cometidos por Javier Duarte (Veracruz), César Duarte (Chihuahua) y Roberto Borge (Quintana Roo).

Para muchos, el hecho de que el gobierno federal en manos del priista Enrique Peña Nieto cierre la puerta a cualquier tipo de rescate o apoyo para estas entidades en quiebra, tiene un claro tufo a revanchismo, además de que es una estrategia ya conocida que aplica el PRI para evitar fortalecer a gobiernos opositores, sobre todo ante la cercanía de la contienda presidencial de 2018.

Y pudiera ser así, ya que si la federación no inyecta los recursos necesarios para mantener a flote las finanzas estatales, los nuevos gobernadores estarán en serios aprietos para llevar a cabo sus planes de trabajo con éxito.

Pero el asunto se pone todavía peor, pues si bien José Antonio Meade dijo que el gobierno federal se limitará a apoyar con lo mismo de siempre, es decir, las participaciones correspondientes al estado y aportaciones con fines específicos, olvidó mencionar que éstas últimas sufrirán severos recortes.

El escenario es de pesadilla para Carlos Joaquín González, equivalente a cruzar un mar con vientos huracanados a bordo de una canoa que está haciendo agua, por lo que tendrá que sacar toda su pericia política y administrativa para intentar sobrevivir al temporal.

A pesar de todas las adversidades, el gobernador quintanarroense tiene algunos puntos a su favor, que podrían ser una trascendental diferencia.

En primer lugar, es el menos opositor al PRI de los gobernadores de oposición, pues sus raíces están en el Tricolor y aún mantiene excelente relación con el presidente Enrique Peña Nieto, a diferencia del gobernador electo de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, y del de Chihuahua, Javier Corral.

Esto lo coloca en una clasificación diferente, más aún porque, como él mismo ha señalado, es un gobernador independiente, que actualmente no está afiliado a ningún partido, aunque fue candidato del PAN y del PRD.

En segundo lugar, ha logrado tender puentes tanto con el Congreso local como con los diputados federales de Quintana Roo sin distingo de colores partidistas, conformando un bloque político que buscará no solo maximizar el presupuesto destinado por la federación al estado, sino además disminuir la afectación de los recortes programados para las dependencias federales.

Aún con estos elementos positivos, el 2017 será un año durísimo para Quintana Roo y para el nuevo gobernador, y Carlos Joaquín está plenamente consciente de ello, de allí que a nivel fiscal se estén previendo medidas necesarias para mantener la operatividad del estado.

El Congreso local tiene ya en sus manos la propuesta gubernamental, que no contempla nuevos impuestos más allá de los aprobados, aunque sí establece la eliminación de subsidios, lo que abre la puerta, por ejemplo, a que la tenencia, que nunca fue eliminada sino subsidiada, se vuelva a cobrar.

Habrá medidas dolorosas, sin duda, pero también necesarias.

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