Teatro para bebés

Susana Romo descubre los estímulos que encantan a los niños y los hace vivir la experiencia en brazos de sus papás...

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Imagine el lector que alguien hace un espectáculo para usted; especialmente para usted. Es decir, quien hace el espectáculo estudia sus gustos, intereses y todo lo que le hace feliz. Ahora imagine el lector que esto sucede cuando es un niño, mejor aún: un bebé. Esto hace Susana Romo con su “Teatro para bebés”. Descubre los estímulos que encantan a los niños y los hace vivir la experiencia en brazos de sus papás. 

Los actores desarrollan una sensibilidad especial para hacer del espectáculo un encuentro entrañable. Hay quien se pregunta la pertinencia de estos espectáculos, pues los bebés no son conscientes de la experiencia teatral. Pregunté a los papás, aquí las respuestas: “Estoy fascinado con el ejercicio, mi hijo de 4 meses estuvo atento todo el tiempo, igual yo que pude interactuar con él. Esta es su primera obra de teatro, se lo recordaré más adelante”. 

“Es una nueva propuesta, el desarrollo intelectual de los bebés comienza desde muy pequeños. El estaba muy entretenido, en casa siempre está gritando y aquí estuvo muy tranquilo, además me encanta acercar a mi bebé a la cultura lo antes posible”. 

Las onomatopeyas de los niños al descubrir cada elemento o gesto de los actores marcan momentos inolvidables. Si el teatro para niños es una especialidad, el teatro para bebés es una proeza que sólo se entiende tras un largo camino de observación por sus creadores. Antes, el teatro para niños se consideraba un género menor y tenía poco lugar en los festivales. Afortunadamente ya no es así, quizá porque los niños son más honestos al aprobar o  desdeñar lo que no les importa.

En un estado como el nuestro, en el que la violencia verbal y los gestos amorosos entre padres e hijos son signos de debilidad, es inevitable emocionarse hasta las lágrimas y pensar que a la niña que fui le hubiera encantado que alguien le diera un abrazo con el pretexto del teatro. Porque a los niños hay que abrazarlos con cualquier pretexto, dejarles claro que los amamos, que son importantes y que nos encanta hacer cosas para ellos, para su imaginación y su risa. Sonrío: lo lograron, me abrazaron desde la escena. No, no me devolvieron mi infancia ni me sentí niña unos instantes. Me sentí una espectadora conmovida por lo que el teatro puede hacer por nosotros: compartir segundos de felicidad entre padres e hijos, es lo que el teatro para bebés hizo esa tarde en San Luis Potosí.

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