Teles basura

El siglo XX, además de grandes avances científicos y tecnológicos, será recordado también por los graves daños causados al medio ambiente.

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El siglo XX, además de grandes avances científicos y tecnológicos que enmarcó, será recordado también por los graves daños causados al medio ambiente. Es imperativo que el presente y el futuro destaquen por una visión de desarrollo sustentable y por la participación activa de la sociedad en el cuidado y respeto al medio ambiente. Un ejemplo muy claro es el ingreso de la señal digital, que hizo que compremos un aparato que cuente con el sistema que el gobierno nos impuso, perdón implementó. El televisor que un mexicano acaba de botar, tras comprar uno nuevo, forma parte de las 170,000 toneladas de esos aparatos que se desechan anualmente en México. Según un informe de Business Monitor Internacional, México es, después de Brasil, el principal mercado de productos electrónicos de América Latina. El patrón de consumo de los mexicanos se ha visto influenciado por el abaratamiento de los precios y por la reducción de la vida útil de esos artefactos. Los expertos coinciden en que el crecimiento de la basura electrónica es una tendencia global. 

Los desechos electrónicos no se consideran residuos peligrosos en México, sino que están clasificados como de manejo especial y su tratamiento es competencia de cada estado, situación que en Yucatán es muy compleja. El problema, cuando se hace una disposición inadecuada de los desperdicios electrónicos es que, debido a fenómenos como la lluvia, los elementos tóxicos, como los metales, se pueden dispersar por diferentes vías. Al mezclarse con los lixiviados generados en la basura, pueden contaminar el suelo. En Yucatán no hay información sobre a dónde podemos llevar las teles viejas. La gente, al no saber dónde hay un centro de acopio, soborna al de la basura para que se lo lleve y el aparato acaba por ahí, ya que en el relleno sanitario de Mérida no les permiten ingresar estos residuos de manejo especial regulado por la Semarnat, o terminan por dejarlo en el primer terreno baldío que encuentren y crean un contaminante tiradero a cielo abierto. Lo ideal sería que esa dependencia federal informe qué se puede hacer con estos residuos, de lo contrario seguiremos padeciendo tiraderos clandestinos, eso sí, muy digitales.

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