Ya estamos a escaso mes y medio de que acabe oficialmente esta temporada de huracanes, que ha sido hasta ahora benévola con la Península de Yucatán, pero mortífera para el resto de la región –con más de mil muertos, sobre todo en Haití-,  y para México ni qué decir, con las muertes que provocó ya como tormenta tropical Earl en el centro del país.

Se habían pronosticado por la Universidad Estatal de Colorado 15 ciclones tropicales con nombre, de los cuales se esperaba que 9 fueran tormentas tropicales, 4 huracanes moderados y 2 huracanes intensos según la escala Saffir-Simpson; hasta ahora llevamos 14 ciclones tropicales con nombre formados, de los cuales 8 han sido tormentas tropicales (Bonnie, Colin, Danielle, Fiona, Ian, Julia, Karl y Lisa), 3 huracanes moderados (Alex, Earl y Hermine) y 3 huracanes intensos (Gaston, Matthew y Nicole), en una temporada hasta el momento muy activa y que ha rebasado el promedio de formación de ciclones tropicales con nombre con 12. 

Una temporada también mortífera para la cuenca del Atlántico y para México, donde el huracán Earl, ya degradado a tormenta tropical, pero con copiosas lluvias, produjo deslaves e inundaciones en el centro del país provocando muchas muertes, y el inolvidable y mortífero huracán intenso Matthew, que con su errático y lento andar destruyó bienes y causó cientos de muertos en Haití y destrucción y muerte en la costa de Florida, Georgia y Carolina, en los E.U.

Una temporada intensa y nosotros otra vez librándola. Ya falta poco para que el peligro baje; necesitamos ya que las masas de aire frío empiecen a llegar a la zona para que ya digamos que el peligro pasó, pero esos fenómenos para Yucatán andan un poco atrasados y de seguir así no sería nada raro que en noviembre recibamos un susto, sobre todo nuestros amigos del Caribe mexicano. El peligro está latente, así que mantengamos aún vigentes nuestros planes de contingencia contra huracanes y no bajemos la guardia.