Tristeza o duelo (2 de 4)
Una serie de cambios y pérdidas ocurren a partir de los 45 años que nos predisponen a la tristeza o al duelo.
A partir de los 45 años concurren una serie de cambios y pérdidas que nos predisponen a la tristeza o al duelo que constituyen el segundo escenario a enfrentar en nuestro proceso de envejecimiento.
Veamos los más comunes:
1. Pérdida gradual de la salud física que solemos interpretar como pérdida de independencia y autonomía.
2. La posible pérdida de la pareja, familiares o amigos contemporáneos, que pueden complicarse con reacciones patológicas de duelo al durar más de un trimestre.
3. Pérdida de roles en el seno familiar, laboral y social que podrían hacernos sentir indeseados, inútiles y solitarios.
4. Cambios importantes en nuestras finanzas, sea por la llegada de la jubilación o por falta de previsión que nos pueden causar sentimientos de fracaso y frustración.
5. Cambios en nuestra estructura cerebral, en la neurotransmisión y hormonales propios todos de la edad y cuyos efectos pueden impactar negativamente nuestra percepción de bienestar y calidad de vida.
Jovencitos, la buena noticia es que a sabiendas de que estas pérdidas y cambios propios de nuestra edad nos hacen vulnerables a la tristeza y al desánimo, con apoyo del especialista y una actitud positiva vamos a aprender a manejarlos a nuestro favor y “Diez para la Vejez” es la herramienta útil para lograrlo. Síguenos aquí, todos los jueves.