MÉRIDA, Yuc.- Señalar que el fenómeno del suicidio sólo se debe a problemas individuales o psicológicos, sin tomar en cuenta los factores sociales encubre otra forma de violencia, aseveró el académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, Ricardo Trujillo Correa.
“Es necesario terminar con el análisis y las definiciones simplistas en el sentido de que el suicidio es un acto individual, consecuencia de un trastorno mental o de una depresión aguda”, consideró.
Cuando una persona se suicida, continuó, no se puede reducir simplemente a un problema de depresión, o a su compleja personalidad, ni a la falta de autoestima.
“Hay que tomar en cuenta también las condiciones de pobreza y las estructuras sociales y económicas más amplias que pueden contribuir a tomar esa decisión”, puntualizó.
Históricamente, continuó, la comunidad científica ha escrito artículos en los que insiste en que este acto proviene de un trastorno psicológico individual y suele atribuirse al resultado de una psicopatología como la depresión, a una condición biológica, la presencia de bajos niveles de serotonina, personalidad deficiente o la baja autoestima.
Otra forma de violencia
Sin embargo, aclaró, en el ámbito de la salud hay voces disidentes que critican la tendencia a normalizarlo como un fenómeno exclusivamente individual y han denunciado que este enfoque encubre otra forma de violencia por parte de los profesionales de la salud y la violencia simbólica en los discursos de los medios de comunicación.
“Cuando decimos que se suicidó porque estaba deprimido, estamos oscureciendo el contexto de la violencia; seguramente la persona sufrió toda una serie de violencias que están invisibilizadas, que no aparecen, que no fueron asumidas y que lo más sencillo es decir que estaba deprimido”, alertó.
De acuerdo con el experto, no se debe perder de vista que México es uno de los países con mayor desigualdad socioeconómica en el mundo, el tercero de América, antes de Estados Unidos y Chile, por lo que es imprescindible la adopción de perspectivas contextualizadas en la población con otros grupos vulnerables.
“Entonces más que atender a personas con factores de riesgo es necesario ocuparse de los contextos donde se producen, como una forma más eficiente de disminuir la tasa de suicidio en poblaciones vulnerables”, manifestó.
Nos encontramos ante un cambio de paradigma en la investigación en psicología clínica y de la salud. Se requiere más que nunca trabajo de otras metodologías y una nueva perspectiva, subrayó.
Suicidio en Yucatán
Hay que recordar que Yucatán ocupa el segundo puesto a nivel nacional en suicidio, según el último informe el Inegi de 2021, periodo en que arroja con una tasa de 14.5, tan sólo después de Chihuahua con 15.2, y antes de Aguascalientes, con 12.0.
Con información de DGCS UNAM