Mexicano planea crear revista porno para ciegos

Carlos Navarrete asegura que restaurantes, hoteles y moteles han solicitado sus diseños en braille para no excluir a este sector.

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Carlos Navarrete, diseñador gráfico para invidentes, inició el proyecto con una revista. (Jesús Quintana/Milenio)
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Erika Flores/Milenio
MÉXICO, D.F.- Para aprobar una materia escolar en la carrera de diseño gráfico en la UAM Azcapotzalco, Carlos Navarrete (y dos amigos más) realizaron un proyecto de revista dual para lectores normovidentes y discapacitados visuales. Así, una parte de la publicación se podía leer en braille y otra en formato normal. Si bien la producción fue costosa e inédita, la experiencia fue satisfactoria; y del producto final él hizo un proyecto de vida: diseñador gráfico dual.

"Podemos hacer revistas, carteles, folletos, tarjetas de presentación, informes presidenciales, boletas para elección. Esta rama de la profesión existe desde hace mucho en España y Sudamérica, más no en México", cuenta Carlos desde su actual trabajo en la fundación Discapacitados Visuales IAP. 

Antes, dice, los acabados no eran indispensables en la impresión braille porque estaban pensados más en la simple funcionalidad. Por eso hizo esta aportación: diseños y acabados que ampliaron su incipiente clientela.

"Satisfacemos una necesidad básica. La principal queja de las personas con discapacidad es que no pueden acceder a mucha información. Nosotros les facilitamos eso y además, tenemos libertad de hacer lo que queremos pues cada trabajo es diferente, nunca igual. Tenemos un voto de confianza para proponer diseños y colores. Aquí en la fundación hay doce impresoras; al inicio era solo una que imprimía papel en blanco, no papel ya impreso". Para lograr tal fin Navarrete engañó a la máquina cubriendo el sensor que identificaba si la hoja a imprimir, era blanca o no.

Los encargos comenzaron de tres por mes; hoy son de treinta a cuarenta gracias a los cambios de ley que piden a las empresas contar con materiales accesibles para todos como libros, decálogos y carteles. Además de algunas dependencias federales y organizaciones no gubernamentales, los clientes privados llegaron. Cadenas de restaurantes como Sanborns, Bisquets Obregón, Bellini, Burger King hasta cadenas hoteleras como Sheraton o Holiday Inn ¡E incluso hoteles de paso!

"Es muy curioso. Se acercaron a nosotros -casi casi a escondidas- algunos hoteles de la Merced y nos pidieron incluir en su carta una lista de productos como condones, el potro o tubo. Les dijimos no pasa nada, es un hotel. Luego llegaron otros de Tlalpan y más adelante casi todos los de la Condesa. Les hicimos juegos de cinco cartas aunque hubo quien dijo ¡Aquí tenemos años que no se para un ciego! No sé por qué la ley me obliga a tener esto", recuerda.

Con los restaurantes la experiencia fue otra pues algunas de las grandes cadenas regatearon el precio mientras que aquellas más pequeñas pagaron de más, porque les gustó el trabajo y calidad del mismo.

Navarrete calcula que en total el número de impresos en braille asciende al dos por ciento del universo total de materiales que se imprimen en el país. "La verdad es que es demasiado para nosotros porque la gente desconoce que la impresión en braille es laboriosa y muy, muy voluminosa. Por ejemplo un tiraje grande de libros, cien para Conaliteg que es uno de nuestros principales clientes, implica un mes de trabajo aún con toda la capacidad que tenemos. Si fueran 200 tendríamos que trabajar 24 horas. Pero si el tiraje fuera de dos mil ¡esto sería la locura!".

Discapacitados Visuales IAP se ubica en la colonia Narvarte, sobre avenida Eje Central. Uno pensaría que sus instalaciones son amplías y lujosas, aunque en realidad es lo contrario. Ocupan dos modestos pisos de un viejo edificio; uno es oficina y aula para enseñar computación a débiles visuales. El otro piso es taller de imprenta y cada impresora braille está guardada en muebles individuales de cristal.

Por así decirlo, cada máquina funciona sola pues al encenderla se activa un programa de audio que lee las órdenes para su correcta ejecución; cualquier persona puede usarle. Donde sí se requiere forzosamente una persona normovisual es en la traducción a braille, lo que no es sencillo porque el texto original debe ser adaptado a este lenguaje táctil.

Por ejemplo una cuartilla equivale a cuatro hojas braille. Un libro de civismo de quinto de primaria equivale a cinco grandes tomos que caben en una caja; además del texto debe tener una breve descripción de las fotografías, dibujos y tablas que allí aparezcan. "La transcripción del libro de primaria cuesta cinco mil, la impresión otros cinco mil. Si la persona necesita diez libros, el costo sale del alcance del cliente; por eso mucho material se regala, con tal de que la gente lea".

Camerina Robles, presidenta del patronato de esta fundación, explica que en México hay quince millones de personas con discapacidad, de las cuales el 26 por ciento es de tipo visual. 

¿Cuántas de ellas leen braille? Es un dato que a la fecha no se tiene. No obstante Carlos agrega una precisión interesante al respecto. 

"No todas las personas leen a la misma velocidad ni tienen la misma sensibilidad en los dedos. Hay quien lee una cuartilla en cinco minutos y otros en dos. Hay gente que deletrea palabra por palabra y otra que lee a dos manos, lo que es increíble".

Este diseñador dual parece no tener límites pues en 2014 trabajó en la creación de un comic en braille ("Sensus, el universo de sus ojos", House Media/Monte de Piedad) y en lo futuro coquetea con la idea de desarrollar una revista porno en braille. 

"¡No se ha hecho aquí, pero sí me agradaría! Aunque no sé cómo lo tomen (dice con algo de temor). Hace mucho fui a la casa de Miguel Ehrenberg, un cineasta que se especializó en televisión con temas relacionados a la discapacidad. Él me mostró una revista porno en braille que trajo de Noruega ¡Aquí en México seguro que tiene mercado! Aunque a primera vista, supongo que tendríamos que describir todas las fotos para el lector".

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