Stephani Blanco/SIPSE
CANCÚN, Quintana Roo.- Las quejas contra las casas de empeño casi se triplicaron este año en comparación con el 2017, cuando la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) registró sólo nueve quejas.

De acuerdo con la dependencia federal, la principal causa es la negativa en la entrega del producto, es decir, cuando pasa un tiempo las casas de empeño no quieren regresar el bien empeñado, situación que en lo que va del año ha llevado a 26 personas a interponer una queja.

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De los últimos cuatro años, 2018 es el que más demandas ha registrado, ya que en 2015 y 2016 fueron 15 quejas contra casas de empeño las que contabilizó la dependencia.

En Benito Juárez, siete de cada 10 de esos negocios burlan a la autoridad que se dedica a prestar el servicio, al no estar dados de alta ante el Registro de Casas de Empeño, un aval para que no abusen del consumidor; además, cuentan con un contrato de adhesión ante la dependencia.

En este se especifica los días y horarios de servicio, el monto del préstamo, el ramo de prendas aceptadas, el costo anual total, mensual y diario, los plazos de pago, el procedimiento para desempeñar o comercializar el bien y, en su caso, los gastos por almacenaje.

Para la dependencia federal, es fundamental que cuenten con estos documentos ya que incluso deben poseer un seguro, ya que en caso de que sean asaltados o presenten algún desperfecto en los locales puedan responder por los productos empeñados.

De las más de 115 casas de empeño que hay en el municipio, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), sólo 44 han sido supervisadas por la Profeco en lo que va del año, sin encontrar irregularidades, aunque estos negocios siguen abusando de los consumidores.

En pocas ocasiones los usuarios conocen sus derechos, y cuando empeñan, incluso no reciben sus comprobantes de la operación, que es lo que funcionará cuando tengan un problema e interpongan la queja ante la dependencia.

Asimismo, al momento de que se pierden o extravían los objetos o sufren algún deterioro, el consumidor tiene derecho a elegir una prenda del mismo tipo, valor y calidad, o que se le pague el precio.