Carlos Castillo/SIPSE
RIO HONDO, Q. Roo.- Con asistencia de 90 ejidatarios, la asamblea de Pucté rechazó la construcción de la fosa común en tierras ejidales y dieron 72 horas a la FGE para retirar el material que quedó en el lugar.

La obra que llevaba un 50% de avance fue suspendida por los habitantes de la comunidad en la ribera del río Hondo desde mediados del mes de marzo, al enterarse de que supuestamente albergaría 600 cadáveres, resultado de la delincuencia que impera en la zona norte del estado.

Ayer domingo, la asamblea, máxima autoridad del ejido Pucté decidió que no se continúa la construcción de la fosa por parte de la Fiscalía General del Estado (FGE) y que maquinaria del ejido tapará la fosa en el transcurso de la semana.

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La asamblea se llevó a cabo apenas con 90 ejidatarios, sin necesidad de que haya quórum, pues al ser por segunda convocatoria la ley establece que puede llevarse a cabo con los presentes, aunque no se junten el 50% más uno, como lo establece en la primera convocatoria.

La primera asamblea convocada el pasado 24 marzo,  fue suspendida a falta de quórum ya que únicamente asistieron 112 de los 517 ejidatarios que conforman el núcleo agrario.

Aunque hubo algunos inconformes que levantaron la voz con agresividad, la asamblea transcurrió con tranquilidad.

Todos los ejidatarios tuvieron la oportunidad de participar y externaron la negativa a que finalice la construcción de la fosa, pues argumentaban que no traería ningún beneficio a la comunidad.

Guillermo González Valencia, presidente del Comisariado Ejidal, informó que la asamblea fue convocada conforme  lo marca la Ley Agraria, que especifica que debe darse a conocer de ocho a 15 días antes de la fecha en que se lleve a cabo y en ningún momento se quiso hacer algo que vaya en contra de los intereses del ejido, pues lo único que se buscaba era negociar con el Gobierno del Estado el predio de 20 metros por 20 metros por otro de mayor tamaño que se encuentra en el ejido, pero es propiedad del Estado.

Dejó claro que se realizará lo que se acordó durante la asamblea, pues los ejidatarios tuvieron la última palabra sobre las decisiones que tomen con los terrenos que pertenecen al ejido.