Sin control de los residuos biológicos en Othón P. Blanco

Los traspatios de los centros de salud son utilizados para quemar los desperdicios del material de curación y medicamentos.

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A escasos metros de la entrada del Centro de Salud se ubican montículos de desperdicios quemados. (Harold Alcocer/SIPSE)
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Paloma Wong/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- El manejo de los Residuos Peligrosos Biológico-Infecciosos (Rpbi) en algunos puntos de la zona rural de Othón P. Blanco, están fuera de control, pues los traspatios de los centros de salud son utilizados para quemar los desperdicios del material de curación y medicamentos, a pesar de que éstos llevan un proceso de almacenamiento y manejo de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana NOM-087-ECOL-SSA1-2002 de protección ambiental-salud ambiental. 

Al menos en las comunidades rurales de Ramonal y Sacxán se pudo detectar que a escasos metros de la entrada del Centro de Salud se ubican montículos de desperdicios quemados, entre los que pueden apreciarse restos de jeringas, guantes usados, los frascos de vidrio de los medicamentos, así como las cajas de pastillas y otros utensilios.

Aunque ningún médico, enfermera o responsable de los centros de salud quiso dar una versión oficial al respecto, se pudo indagar que tienen autorizado hacer la quema de los materiales médicos, omitiendo los instrumentos punzo-cortantes y agujas, ya que éstos son colocados en frascos de plástico de color rojo con etiquetas incluidas en la NOM.

“Sólo los de inyección se tiran. Las agujas y los punzo-cortantes se van al Rpbi, pero todo lo demás es una basura común y corriente, e incluso, hasta las gasas. En comunidades sólo se llevan al Rpbi los punzo-cortantes. En todos lados hay en las comunidades, hasta en los patios de las casas están estos frascos de la penicilina”, explicó Jesús Macías Flores, promotor de la Unidad Médica Móvil.

Agregó que a la encargada del módulo de Sacxán se le dejó un frasco para poner sus Rpbi punzo-cortantes, que al llenarse debe ser transportado a Chetumal, pues los trabajadores de las unidades médicas móviles están en las comunidades rurales trabajando.

Del tema, no sólo desconocen los pobladores, sino que también las mismas autoridades de la Secretaría Estatal de Salud (Sesa) aceptaron saber poco sobre el manejo eficiente.

“No me había fijado qué hacen con las gasas y las jeringas, pero creo que es peligroso porque en las tardes los niños andan jugando y pueden agarrarlas, e incluso cuando no se quedan en casa y nos vienen a alguna consulta médica los debemos traer y ellos son muy ociosos, se pueden cortar si lo juegan o agarrar una infección, porque no sabemos qué tienen”, comentó Luis Puch, padre de familia de la comunidad de Ramonal.

El jefe del departamento de Salud Ambiental de la Sesa, Edgar Rivero Palomo, dijo desconocer la disposición de los residuos de jeringas, guantes usados, los frascos de vidrio de los medicamentos, así como las cajas de pastillas y otros utensilios, ya que deben ser desechados como lo marca la NOM 010.

“En la disposición de los frasquitos vacios no hay tanto problema, pero no deberían ser quemados, deben tener un manejo especial. Las jeringas y los punzo-cortantes deben ir como respecta, dentro de un frasco. Nos vamos a dar la tarea de hacer la verificación y si en dado caso se hace la mala disposición tenemos que tomar cartas en el asunto, porque tiene que haber un manejo y disposición”, afirmó.

En el primer trimestre del 2013, fueron encontrados dos lotes de medicamentos y material de curación en basureros clandestinos. El primer lote de medicinas caducadas, así como jeringas, suero, preservativos y guantes, entre otros materiales de curación y de uso exclusivo para médicos, se encontró en un predio baldío entre la terminal de autobuses y las instalaciones de la Policía estatal Preventiva (PEP); el segundo, que estuvo conformado por material de laboratorio, estaba en la colonia irregular Las Torres. Hasta ahora no se ha localizado al o a los responsables de desechar estos residuos en espacios inadecuados.

Los Rpbi deben ser empaquetados en bolsas y envases marcados con color rojo y amarillo, dependiendo de sus características físicas y biológicas infecciosas, tal y como lo marca la NOM-087-ECOL-SSA1-2002 de protección ambiental-salud ambiental, que establece los requisitos para la separación, envasado, almacenamiento, recolección, transporte, tratamiento y disposición final de los residuos peligrosos biológico-infecciosos que se generan en establecimientos que presten atención médica.

En Quintana Roo, Rivero Palomo dijo que cada semana la empresa Ecomayap, proveniente de Yucatán, es la encargada de buscar este material biológico-infeccioso, tanto de los centros de salud, como de los hospitales y clínicas de las comunidades rurales, que son transportados para su desecho.

Tan sólo el Hospital General de Chetumal genera en promedio 100 kilos. “Manejando adecuadamente los Rpbi evitamos una infección hacia otra persona sana, pues no sabemos si los tejidos o los objetos están infectados con alguna enfermedad”, puntualizó.

Las sanciones hacia las personas u empresas sociales que tiren los Rpbi en lugares inadecuados van desde apercibimientos hasta el cierre o suspensión de actividades, así como una sanción económica de mil a cuatro mil salarios mínimos, es decir de 63 mil 770 a 255 mil 80 pesos, o en su caso una denuncia penal, por atentar en contra la salud pública, dependiendo de la gravedad del caso.

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