Piden rescatar a niños y niñas que trabajan en la zafra

El activista Andrés Blanco señaló que autoridades hacen caso omiso a la situación que viven los hijos de migrantes.

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Hijos de inmigrantes de la zafra, sector invisible. (Foto: Carlos Castillo)
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Niños y niñas no saben dónde nacieron, tampoco donde están y menos a dónde irán mañana. Para aquellos que aún pueden, el juego es su única distracción. Los que pasan de la infancia ya tienen que enrolarse en las jornadas de zafra.

La escuela es un lujo que no pueden tener, al igual que el esparcimiento. Son víctimas de la trata de personas y esclavitud moderna, pero ninguna autoridad aplica acciones de fondo a su favor.

Esa es la vida de los hijos de migrantes que cada año se desplazan con sus padres a donde haya trabajo. En las galeras de las 18 comunidades dedicadas a la zafra se puede observar a menores, niñas y niños, que desde la mañana realizan actividades como:

  • acarreo de leña
  • limpieza
  • lavado de ropa
  • cuidado de animales de traspatio 
  • venta de frutas, verduras y otros productos

Activista asegura que autoridades deben intervenir en la zona 

El activista Andrés Blanco Cruz afirmó que en esta zona se requiere de la intervención del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo (Cdheqroo) y de la Secretaría Estatal del Trabajo y Previsión Social (SETyPS).

Además, señaló que es incuantificable el número de infantes en tales condiciones, pero es común verles en las galeras. Se estima que son al menos 600.

“No reciben atención de las autoridades ni de organismos vinculados con la protección y bienestar de la niñez… Llegan así y así se van cada año… Sus oportunidades de mejora disminuyen cada vez, pues asimilan y normalizan que así es su vida, cuando no debiera”, sentenció.

También enfrentan condiciones de hacinamiento, promiscuidad, falta de higiene y riesgos para su salud e integridad.

La farmacodependencia, recurrida por los cortadores para soportar las jornadas extenuantes de la zafra, es algo que también rodea su entorno.

En cuanto a educación, la reciben del Programa de Atención Educativa a Población Migrante del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), el cual se aplica en las comunidades de Carlos A. Madrazo, Sergio Butrón Casas, El Palmar, Sabidos, Álvaro Obregón Nuevo, Cacao, Cocoyol y Pucté.

Aunque, de acuerdo con el activista, el gran pendiente es la alimentación, la mayoría de ellos vive en pobreza alimentaria, por eso se observa a infantes delgados y con desnutrición, refirió.

“Solamente en procesos electorales, que es cuando se regalan algunos apoyos, les toca de refilón, de allí en fuera no hay más para ellos”, señaló. 

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