¡Entérate! Regalan sonrisas a niños de comunidades rurales

Los hermanos Peniche Quintero recolectaron juguetes para donarlos.

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Los hermanos lograron juntar los juguetes, gracias a las donaciones de sus compañeros de la escuela y empresas como Novedades Chetumal. (Foto: Ángel Castilla / SIPSE)
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Ángel Castilla  / SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- Con el único propósito de brindar un poco de alegría a niños de escasos recursos, los hermanos, Mildred, Yuliana y Fernando Peniche Xool, obsequiaron mil juguetes en Laguna Guerrero, Raudales, Calderitas y Luis Echeverría.

Acompañados de sus padres, Fernando Peniche Quintero y Fany Xool López, su abuelo, Ramiro Xool Cocom, los hermanos, con la emoción reflejada en sus rostros partieron la mañana de ayer a realizar la entrega en dichas comunidades.

Los juguetes se lograron juntar, gracias a las donaciones de sus compañeros de la escuela, empresas, entre estas Novedades Chetumal, que les ayudó a cumplir con la meta este año.

Después de dos meses de recolecta, Mildred Sugey, con 13 años, indicó que lograron llevar los juguetes a los niños de las comunidades gracias a la participación de todos sus compañeros de la secundariaArmando Escobar Nava”, quienes se sumaron a este importante esfuerzo.

“Es una iniciativa familiar que hemos hecho en años anteriores, aunque con pocos juguetes que los llevamos a las galeras en la ribera del río Hondo, y desde hace tres años lo hacemos de forma masiva”.

Yuliana, de 11 años, estudia el sexto año de primaria, precisó que ya son 10 comunidades las que han recorrido y han repartido 10 mil juguetes a igual número de sonrisas de pequeños, Fernando de siete años, que va en primero de primaria, se abraza a sus hermanas.

Sus papás, Fernando y Fany, agregaron que durante los recorridos sus hijos se divierten y disfrutan de la compañía de los niños y que el motor que los impulsa a continuar con este ejercicio es la alegría y satisfacción reflejados en los rostros de Mildred, Yuliana y Fernando.

El abuelo dijo que mientras Dios le otorgue fuerzas para acompañar a sus nietos, continuará llevándolos en su camioneta, sin importar o pensar en lo que invierte para efectuar esta labor altruista.

El recorrido inició a las nueve de la mañana y tuvo una duración de seis horas, “no sentimos el cansancio, queremos seguir, pero, ¡se nos acabaron los juguetes!”, finalizó muy efusiva Mildred Sugey, en compañía de sus hermanos.

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