Enrique Mena/SIPSE
CHETUMAL, Q. Roo.- Durante la temporada vacacional Verano 2018, se prevé la llegada a Quintana Roo de 3.2 millones de turistas, 1.7% más que en el mismo periodo del año anterior; hay más de 101 mil habitaciones de hotel para cubrir la demanda y habló de la posibilidad de comenzar a contemplar una ‘temporada de sargazo’.

Marisol Vanegas Pérez, Secretaria de Turismo (Sedetur) en Quintana Roo, precisó que en 2017 se tuvo un registro aproximado de tres millones 145 mil turistas en este mismo periodo vacacional, por lo que los 101 mil 493 cuartos de los 450 complejos hoteleros, pueden cubrir perfectamente la demanda ocupacional.

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Aseguró que el problema de sargazo que se observa en las costas del Caribe Mexicano, no afecta los pronósticos porque la entidad no se limita a sol y playas, sino que cuenta con ventajas competitivas adicionales como parques temáticos, excursiones y actividades culturales.

“Quizá en los próximos años habrá que empezar a decir temporada de sargazo, desde 2015 no habíamos tenido una concentración masiva, lo que nos reporta el monitoreo es que prevalecerá en julio y agosto, pero debemos fortalecer la limpieza en conjunto con empresarios y autoridades ambientales”, advirtió.

Gasto promedio

Detalló que el turismo proveniente de Estados Unidos deja una derrama de dos mil 500 dólares por pareja, en estancia promedio de una semana, aproximadamente 48 mil 650 pesos; mientras que los visitantes de Europeo dejan la misma derrama económica, pero en un periodo de dos semanas.

 “Dentro de esa derrama total, están considerados los gastos complementarios, que en el caso de la Riviera Maya ascienden a 900 dólares, 17 mil 500 pesos, y en Cancún mil 300 dólares, 25 mil 300 pesos, que considera la compra de artesanías, servicios náuticos, excursiones, entre otros, que no están dentro del paquete vacacional”, detalló.

Explicó que la ocupación hotelera en la entidad hasta antes de la temporada Vacacional de Verano era de 87%, pero de manera inmediata se incrementa a 92% al inicio de ésta.

“Lo que está sucediendo desde hace algunos años es que ya no hay tanta diferencia entre la temporada baja, de los meses de febrero-marzo, y las altas, como el caso de abril y julio, el reto principal es brindar una buena atención al turista, para que repita y el gasto y la estancia sean mayores”, señaló.