Bebés de la prehistoria bebían leche de animales en biberones de arcilla
En Centroeuropa han encontrado vasijas de arcilla de más de 5.000 años de antigüedad.
Agencia
CIUDAD DE MÉXICO.- La alimentación es uno de los aspectos más reveladores para entender la evolución de las sociedades humanas así como sus periodos de crecimiento y de declive. Desde el uso del fuego para cocinar a la incorporación de distintos productos a la dieta, los yacimientos conservan pistas para averiguar cómo ha cambiado la manera de alimentarnos a lo largo de la historia. Este miércoles hemos podido saber cómo eran los primeros biberones prehistóricos.
En varios países de Centroeuropa se han encontrado diversas vasijas de barro de hasta 5.000 años de antigüedad diseñadas para que los bebés y los niños pequeños tomaran leche de animales. El concepto recuerda un poco a nuestros botijos, aunque tenían forma de animales imaginarios con dos patas.
Tal y como explican en un artículo publicado en la revista Nature, los científicos creen que eran, en efecto, recipientes para niños porque en su interior han encontrado trazas de leche de distintos animales, como vacas y cabras.
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"Estas vasijas son la primera y única prueba directa que muestra que los bebés de la prehistoria tomaban leche procedente de animales. Esto, unido a que estaban en tumbas de niños, apunta directamente a que estos recipientes eran utilizados para alimentarlos con leche animal (no humana) y/o como complemento alimenticio durante el destete", explica al portal El Mundo Julie Dunne, investigadora de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y autora principal del estudio.
Este tipo de recipientes ya se habían visto en yacimientos neolíticos europeos del 5000 a. C. (uno de los más antiguos se encontró en Steigra, Alemania, y se dató entre el 5500 a.C y el 4800 a.C). Según muestran los hallazgos arqueológicos, fueron haciéndose más comunes durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Hasta ahora se pensaba que podrían servir para dar de comer a niños porque eran pequeños y manejables para ellos, pero tampoco se podía descartar que hubieran sido concebidos para personas enfermas o con poca movilidad.
Los residuos conservados en su interior resultaron ser ácidos grasos procedentes de productos animales, entre ellos leche fresca. Dos de los biberones prehistóricos habían almacenado leche animales rumiantes, mientras que en el otro había una mezcla de residuos, posiblemente de cerdo o de humanos.
"Realmente sabemos muy poco sobre la alimentación de los niños prehistóricos. Tenemos algunos conocimientos generales gracias a los isótopos hallados en los esqueletos encontrados en tumbas de Centroeuropa, de periodos entre el Neolítico y la Edad del Hierro, que sugieren que ya a los seis meses de edad se empezaba a darles suplementos alimenticios hasta los dos o tres años de edad", explica Dunne.