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Ciudad de México.- Hasta hace 135 años se desconocían las razones por las cuales la gente moría de tos, expectoraciones con sangre y fatiga, sin embargo, el 24 de marzo de 1882, Heinrich Hermann Robert Koch presentó ante la comunidad científica sus hallazgos sobre la tuberculosis, los cuales, junto con otras investigaciones, lo convirtieron en el padre de la bacteriología.

De acuerdo con el portal Excélsior, Robert Koch nació el 11 de diciembre de 1843 en Clausthal, Reino de Hannover y murió el 27 de mayo de 1910 en Baden-Baden, Imperio alemán. Fue el tercer hijo de trece del matrimonio entre Hermann Koch, ingeniero de la industria minera, y Mathilde Juliette Henriette Biewend, hija de un inspector de minas de hierro.

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Se graduó como médico en la Universidad de Götinggen, tras lo cual se convirtió en médico militar en la Guerra Franco-Prusiana.

Fue por aquel tiempo en que se sintió interesado por las enfermedades infecciosas, esa curiosidad hizo que se pusiera a investigar, obteniendo importantes descubrimientos.

Inicios: 

Koch empezó investigando el ántrax (carbunco), enfermedad que causó pánico en Estados Unidos, tras registrarse ataques bioterroristas en 2001 y que, en la época de Koch, causaba “brotes espontáneos”, hasta que él descubrió que el bacilo de dicho mal podía crear endosporas, las cuales sobrevivían por largos períodos en el suelo y eran causante del “surgimiento inexplicable” de la enfermedad.

El médico también estudió el cólera, aisló e identificó la bacteria que le da origen, sin embargo, un italiano, Filippo Paccini, ya había hecho esos hallazgos 30 años antes, sin que se hicieran famosos, hasta que Koch pudo darles mayor difusión.

Sin embargo, la enfermedad que hizo famoso a Koch fue la tuberculosis, padecimiento que tenía un alto índice de mortalidad y que, inclusive, fue llamada la enfermedad de los artistas con el surgimiento del romanticismo en el siglo XIX.

Casos en México:

Aunque poco se habla de la enfermedad, en nuestros días y de acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud, “se calcula que una tercera parte de la población mundial tiene tuberculosis latente, término aplicado a las personas infectadas por el bacilo pero que aún no han enfermado ni pueden transmitir la infección”.

De tal forma que la tuberculosis es una de las 10 principales causas de mortalidad en el mundo, baste señalar que en 2015 un total de 10.4 millones de personas contrajeron la enfermedad y 1.8 millones de personas murieron debido a ella, principalmente en países de bajos y medianos ingresos.

Sin embargo, la OMS también “estima que entre 2000 y 2015 se salvaron 49 millones de vidas gracias a la dispensación de servicios de diagnóstico y tratamiento contra la tuberculosis”.

La meta es acabar con la epidemia de tuberculosis en 2030, aunque el camino por recorrer todavía es largo.

Situación: 

De acuerdo con el Perfil Epidemiológico de la Tuberculosis en México, elaborado por la Secretaría de Salud, la tuberculosis es una de las más mortales enfermedades reemergentes. “El descubrimiento de la isoniazida y otras drogas inicialmente llevaron a la cura efectiva de Tuberculosis, vaciando sanatorios y desmantelando sistemas de control de Salud Pública en países desarrollados”.

Sin embargo, en los 80s, en la era del VIH-Sida, la enfermedad resurgió,  en ese momento  “departamentos de salud locales y estatales en los Estados Unidos, carecían de campo de acción, personal de laboratorio y clínico y tuvieron que reinventarse los programas de control de tuberculosis. Esta enfermedad infecciosa es especialmente prevalente en pacientes con VIH-Sida, alrededor de 46% de las personas en los países en desarrollo con VIH están coinfectados con tuberculosis y 13% de las muertes entre individuos VIH infectados es causada por tuberculosis”.

Según el último Boletín Epidemiológico, del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, en lo que va del año se han registrado dos mil 660 casos de tuberculosis.