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España.- El alcohol puede ser tu peor enemigo si estás a dieta para adelgazar y perder peso: además de las calorías vacías que aporta, abre el apetito y hace que te entren unas ganas repentinas de comer compulsivamente alimentos calóricos.

Es bien sabido que el alcohol aporta bastantes calorías, de forma que su ingesta abusiva puede fastidiar tus esfuerzos por controlar tu alimentación. Para que te hagas una idea, una copa de vino tinto de 150 ml te aporta 125 calorías, una de vino blanco 100 calorías, una jarra grande de cerveza negra 299 calorías, y una de cerveza rubia 148 calorías, informa Computer Hoy.

Los combinados son todavía peores: 100 gramos de whisky son 250 calorías, de ron 231 calorías, de ginebra 263 calorías y de vodka 231 calorías, a las que además hay que sumar las calorías de los refrescos con los que se mezclen.

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El aporte calórico no es el único problema. De acuerdo con diversos estudios científicos, el consumo del mismo despierta el apetito y hace que tengamos más ganas de comer alimentos calóricos.

Una investigación llevada a cabo por la Universidad de Filadelfia, revela que la ingesta elevada de bebidas espirituosas activa las neuronas del apetito, provocando esos antojos repentinos que sientes, al volver a casa después de haber tomado unas copas de más.

Por otro lado, otro estudio de la Universidad de Indiana descubrió que el consumo de alcohol hace que el cerebro sea más receptivo a los olores de algunos alimentos, lo que estimula el apetito y hace que comas más.

Otra investigación de la Universidad de Buffalo, también respalda estos resultados. Su informe revela que no solo abren el apetito en el momento en el que las estás consumiendo, sino que también hacen que al día siguiente tengas antojo de comidas que engordan para compensar la resaca.

Por lo tanto, si tu objetivo es adelgazar y perder peso, aunque puedes tomar una copa de vino o una cerveza de vez en cuando, lo mejor es que te mantengas lo más alejado posible de las bebidas alcohólicas.