Cómo desinfectan un hospital del IMSS los otros héroes de la pandemia

El personal de limpieza trapea, desinfecta y clora todo el tiempo para evitar los contagios.

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Erika Arenas enfrenta todos los días al Covid-19 con tres baldes: uno de agua y jabón, otro sólo con agua, y uno más con agua y cloro. (Foto: Reforma).
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Ciudad de México.- Erika Arenas enfrenta todos los días al Covid-19 con tres baldes: uno de agua y jabón, otro sólo con agua, y uno más con agua y cloro.

Con el primero limpia los espacios de atención, el mobiliario y el equipo médico de la Unidad de Medicina Familiar No. 4 del IMSS, en la Ciudad de México, donde trabaja como auxiliar de limpieza e higiene. Después, elimina los residuos del jabón con el agua del segundo balde, y al final desinfecta y asea con la mezcla clorada.

Un proceso aparentemente sencillo, pero que permite inactivar en las superficies cualquier virus o agente infeccioso, además es fundamental para reducir los contagios de Covid-19 en los hospitales.

"Hacemos rutinas exhaustivas, clorado. Se limpia y se limpia, o sea que estamos así como con todo", indica en entrevista.

"Cuando a nosotros nos dan el informe de que es un paciente con Covid o sospechoso entramos equipados. Se deja un periodo de 10 minutos y entramos, cloramos todo, y dejamos actuar el producto unos 15 minutos. Después ingresamos con nuestros tres baldes de agua y a lavar pisos, el mobiliario donde estuvo el paciente, los médicos. Si ingresa otro paciente, a los 10 minutos nuevamente se vuelve a limpiar", explica.

A las 7:00 horas, inicia su jornada en la clínica.

Para estar a tiempo, se levanta a las 4:30 de la mañana y sale de su casa, ubicada en Ecatepec, Estado de México, a las 5:15 horas.

"Llegamos a las 6:40 y nos cambiamos rápido y nos vamos a nuestras áreas para que los médicos, cuando lleguen, ya estén dando la consulta en un ambiente limpio, desinfectado", señala.

Tras colocarse su uniforme, la mujer de 41 años reparte los insumos de higiene a los otros auxiliares, como el jabón líquido y las toallas para el secado de manos. Trapea, desinfecta y clora. Recoge, retira, traslada y deposita en los contenedores especiales los residuos peligrosos biológicos infecciosos. Asea. Si no le toca a ella, ayuda a colocar el equipo de protección personal a sus compañeros que limpiarán las áreas Covid. De nuevo trapea, desinfecta y clora.

"Antes usábamos otros productos para la desinfección, pero ahora, con la pandemia, sí somos muy estrictos en realizar los tres baldes de agua. Desde que nos dio una plática el epidemiólogo, nosotros tomamos muchas medidas", apunta.

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Para limpiar las áreas Covid viste bata quirúrgica desechable, dos pares de guantes quirúrgicos, guantes rojos, goggles, gorro, respirador KN95 y careta.

"Nosotros somos muy cuidadosos porque tenemos el mayor riesgo de contagio y yo sé que esto (el virus) se propaga tan fácilmente que un error cuesta mucho. Por eso, nosotros estamos haciendo lo que nos toca", destaca.

Al terminar su jornada a las 15:00 horas, Erika se baña en el hospital, se pone una nueva muda de ropa y se dirige a su hogar. Al llegar, se baña y cambia de nuevo e inmediatamente lava las prendas que usó.

"Yo, en el mismo día, lavo la ropa, no la dejo para el fin de semana. En ese momento, agua caliente, detergente. Soy muy cuidadosa en ese aspecto, yo me la paso lavando", apunta.

La disciplina para seguir las medidas de higiene y prevención la aplica fuera y dentro del hospital. Lleva el cabello recogido siempre, no usa aretes ni pulseras, y no sale a la calle en sus días de descanso.

Incluso, desde que inició la epidemia de Covid-19 en México no ha visto a su novio.

"Mi pareja y yo no nos vemos, en realidad. Es por la conciencia de saber que depende mucho la seguridad que tengamos hacia otras personas para evitar el contagio. Hablamos por vía telefónica, WhatsApp, videollamadas, así es la comunicación. También con familiares más cercanos. De hecho, tengo una prima que dio a luz y ni he conocido al bebé", lamenta.

Erika reconoce que su trabajo es valioso e importante, sobre todo en esta emergencia sanitaria, por eso, subraya, continúa con su labor pese a que en ocasiones teme contagiarse también.

"Algunas veces sí nos entra miedo porque la parte humana nos hace muy sensibles a esta situación, más que lo vemos de cerca, pero tenemos compromiso.

"Estamos en el frente y, aunque yo sé que no somos médicos ni enfermeras, nuestro trabajo es muy importante", remarca.

 

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