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Madrid, España.- Ni siquiera los adultos pueden negar que las galletas en la leche son uno de los mejores placeres. Ya sea con una galleta de chispas de chocolate o cualquier otra, el combo clásico es una receta para papilas gustativas felices y nostalgia dulce.

Comer galletas con leche está científicamente diseñado para tener un buen sabor, informa Muy Interesante.

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Cuando remojas una galleta, en realidad cambias todo sobre ella: la textura, el sabor, y su composición química. Como explica Matthew Harting, profesor de química de la American University, Quartz, es el secreto es un grupo de aditivos químicos llamados emulsionantes.

Así es como funciona: Hay algunos líquidos que no se mezclan naturalmente, siendo el ejemplo más común el aceite y el agua. Una emulsión es cuando un líquido es forzado químicamente a dispersarse dentro del otro, los compuestos que hacen que esto suceda se llaman emulsionantes.

Un extremo de esta molécula tiene gusto del aceite y el otro extremo tiene gusto del agua, así que permiten que dos líquidos de otra manera opuestos coexistan felices.

Tanto el chocolate como la leche contienen emulsionantes. Los que están en el chocolate permiten que los ingredientes grasos (aceite y manteca de cacao) se mezclen con ingredientes sin grasa (agua y cacao en polvo) y también mantienen la grasa en la leche.

Esta deliciosa magia, es llevada al siguiente nivel cuando las galletas de chocolate se sumergen en la leche porque los emulsionantes de ambas sustancias interactúan en tu lengua.

La leche calma la dulzura intensa del chocolate y los emulsionantes ayudan a suavizarlo mientras lo comes, lo que le da la perfecta relación sabor y textura a la galleta. De lo contrario, podría ser demasiado arenoso y crujiente.