Agencias
MÉXICO, D.F.- El hecho de visualizar a las personas con discapacidad en el país ha sido un gran paso, pero crear políticas públicas para ese sector es un camino al que le falta mucho por recorrer, aseguró la promotora de derechos humanos Tania Zurita.

La recién galardonada con el Premio Nacional de la Mujer 2012 por la Cámara Nacional de la Mujer, explicó que los gobiernos ya saben que hay una población que necesita aditamentos para tener igualdad de condiciones, pero ahora falta cumplir las promesas que en los últimos meses se han propuesto para este rubro, informa Notimex.

"La sociedad y las autoridades siempre nos han visto como personas enfermas, como gente que necesita caridad, eso es algo que se debe cambiar, lo único que estamos pidiendo es equidad", expuso en entrevista con Notimex.

La activista indicó existe "una evolución en cuanto al trato, eso sí se ha visto, pero el problema sigue siendo la falta de servicios, y es que todo lo quieren hacer tan especial que al final no llegan a nada".

La joven de 28 años con condrodisplasia punctata, un síndrome caracterizado por enfermedades congénitas que originan malformaciones esqueléticas, explicó que su llegada al campo de derechos humanos fue ideal para impedir que las personas se expongan a actos de discriminación como ella los vivió en muchas ocasiones.

"Cuando era niña, recuerdo, mi madre me llevó a una escuela de religiosas, tocamos, nos abrieron la puerta y al verme nos dijeron, no, aquí no puede estar porque la maestra no se puede hacer cargo de ella, y que nos cierran".

Zurita Macías aseguró que una de sus funciones como integrante del Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia (IMDHD) es promover la igualdad en todos los ámbitos y por ello, también es parte de la asociación civil Formación y habilitación Downs.

Asimismo, resaltó que su formación como psicóloga le ha permitido ofrecer terapias de autoestima a niñas que se encuentran en situación vulnerable, lo que da una idea, dijo, de cómo se encuentra gran parte de las familias mexicanas.

"Cuando me cuentan sus historias, siento que el corazón se me hace chiquito y me dan ganas de llorar con ellas".

"Los problemas que me cuentan, sobre todo son de la violencia intrafamiliar que permea en sus hogares, ellas ven todo tipo de agresiones y mi trabajo consiste en que esto no las perjudique, que sepan que como niñas, y algún día como mujeres, tienen derecho a una vida digna", concluyó.