Agencias
NUEVA YORK, Nueva York.- En duelo 100 por ciento italiano, la tenista Flavia Pennetta capturó su primera corona de Grand Slam al consagrarse campeona del Abierto de Estados Unidos 2015, tras derrotar a Roberta Vinci al son de 7-6 (7/4) y 6-2.

Nunca antes ninguna italiana había podido acceder a la final de este torneo, pero esta vez hubo dos al mismo tiempo.

En el Arthur Ashe Stadium, aún incrédulo por el logro de las veteranas protagonistas, de 32 y 33 años de edad, disfrutó de una hora y 33 minutos de acción antes de que la nacida en Brindisi sentenciara la victoria más valiosa de su ya prolongada carrera, misma que la regresará al Top 10 mundial.

Además, justo durante la premiación, Pennetta, preclasificada 26, anunció su retiro profesional.

Por su parte, Vinci venía de eliminar a Serena Williams, la cual intentaba ganar los 4 Grand Slam por primera vez en su carrera y por primera vez desde que Steffi Graff lo lograra hace ya tres décadas.

Entre el público se encontraba el primer ministro italiano.

Por su parte, la final varonil se realizará este domingo, entre el serbio Novak Djokovic y el suizo Roger Federer.

Estadísticas

Pennetta es la mujer de mayor edad en la era de los Abiertos, que comenzó en 1968, en ser campeona de un major por primera vez. Vinci, que tiene 32 años, hubiese tenido la misma distinción de haber superado a Pennetta.

Esta fue la primera final de un major para ambas, y la primera vez desde que la WTA empezó a tener un ranking computarizado en 1975 que ambas finalistas del US Open estaban fuera del top-20 del ranking (Vinci es 43).

Las dos crecieron a 65 kilómetros de distancia en pueblos costeros en Puglia, una región en el taco de la península italiana, y se han enfrentado en canchas desde hace dos décadas. Por supuesto, nunca con tanto de por medio. Rieron y lloraron en el camerino el viernes mientras veían el video de una entrevista que dieron juntas en 1999, cuando ganaron el título de dobles junior del Abierto de Francia.

Y cuando terminó el partido del sábado, y luego que Pennetta lanzó la raqueta al aire, fue a la red para encontrarse con Vinci, no para darle la mano, sino para un largo abrazo. Pennetta lloró de emoción, y después se sentaron en sillas adyacentes y conversaron, como dos viejas amigas y adversarias.

Vinci bromeó como si lanzase un golpe, y Pennetta la enlazó con un brazo.

(Con información de Notimex, The Associated Press y SIPSE.com)