Eduardo Vargas/SIPSE.com
MÉRIDA, Yuc.- La pasión un yucateco por el futbol no tuvo mejor premio en el Día del Amor y la Amistad: Carlos Rosel debutó esta tarde-noche en el estadio Azteca con la Águilas del América.

El habilidoso delantero saltó a la cancha en el minuto 80 con el 247 en los dorsales, un número insual que apenas cabe en la camiseta.

En lo pocos minutos que estuvo en la cancha se vio participativo: en el minuto 83 le cometieron en un faul en los linderos del área, pero el tiro libre -cobrado por Sambueza- salió desviado.

Al minuto 86 estuvo a un paso del gol, pero la oportuna intervención del arquero Óscar Jiménez evitó que el delantero yucateco hiciera daño en la portería de Jaguares de Chiapas.

En la trasmisión en vivo, los comentaristas de Televisa destacaron el rápido ascenso del yucateco, pues según ellos fue ‘visoreado’ hace apenas seis meses, cuando fue llevado al las divisiones inferiores del club.

La 'mala' nota fue que, del otro lado de la cancha, con Chiapas, otro yucateco, William Arturo Paredes Barbudo, no piso la cancha, y permanece separado del plantel por indisciplina.

De acuerdo con información de Milenio La Afición, el lateral izquierdo de Jaguares sacó a la luz problemas de pago de la nómina del club y el director técnico Sergio Bueno lo castigó.

Fuentes allegadas señalan que fue Paredes quien tomó la voz de mando para señalar los adeudos de salarios frente a los medios, pero que tiene el respaldo de varios elementos como Javier Muñoz Mustafá o Matías Vuoso quienes han formado un grupo para apoyar al elemento suspendido.

Mucho corazón

Con apenas 20 años de edad, Carlos Iván Rosel Bermont, conocido en el sur de Mérida como “Chivo”, salió a la banca del primer equipo desde el 24 de enero pasado, en el partido que, como local, jugó América frente a Puebla, pero no le dieron oportunidad.

El debut no pudo ser mejor: América goleó 5-0 a jaguares, y permitió a Rosel jugar suelto y sin presión; mostró sólo destellos de su habilidad, pero sin duda, en pleno 14 de febrero, su corazón, como su número, no le cabía en el pecho.