Gameros, el más vitoreado en la Plaza de Toros Mérida

Emiliano destacó por sobre Jorge Hernández Garate y Gastón Santos II en la tradicional corrida de rejoneadores del primer día del año.

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Emiliano Gameros arrancó palmas y música de <i>dianas</i> por sus lances espectaculares. (Milenio Novedades)
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David Heredia/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- En una alegre, festiva y lluviosa tarde en la Plaza de Toros Mérida, en la tradicional corrida de rejoneadores del primer día del año, los tres centauros Jorge Hernández Garate, Gastón Santos II y Emiliano Gameros hicieron gala con sus monturas y 'prendieron al monstruo de las mil cabezas'.

El más festejado sin duda fue Emiliano, quien puso a bailar no sólo a sus jacas sino que arrancó palmas y música de “dianas” por sus lances espectaculares. 

Gameros, tercero del cartel, supo aprovechar las condiciones de bravura del lote que le correspondió, pero perdió el trofeo por la forma en que clavó la estaca a su primer enemigo, de nombre “Alegre”, marcado con el No. 11, de la ganadería del “Jaguey”, que pesó  532 kg. 

Aunque el público pedía el arete para el montado, el Juez Ulises Zapata se lo negó rotundamente, apegándose al reglamento vigente, por lo que éste tuvo que soportar toda clase de recordatorios maternos y música de viento.

Emiliano dio vuelta al anillo con devolución de prendas. Brindó su faena al matrimonio formado por Sandrino Domínguez y Ana María Silveira Tello, propietarios de la Hípica “Silveira”.

Con el que cerró plaza, Gameros sufrió un “achuchón” que lo desmontó aparatosamente, cayendo a la arena sin más consecuencias que recuperar a su caballo que se encabritó y, finalmente, fue encerrado en el callejón. 

“Elegante” se llamó el de “Jaguey” un toro con todas las barbas y gran poder que se negaba a morir a pesar de los navajazos con los rejones de castigo, los garapullos y el rejón de muerte, así como los alfileretazos del puntillero José Luna, que paró al animal que puso al borde de ser devuelto a los chiqueros vivo y trasijado. 

Emiliano escuchó 2 avisos del biombo de la autoridad y providencialmente el “finolis” y así “felpó”             

Hernández y Santos también alegraron sus faenas al clavar los garapullos.

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