La crisis futbolística acecha al Barcelona

El Barza ha sufrido demasiado para conseguir la victoria en los últimos partidos de Liga y Europa.

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Barcelona sufrió una goliza ante PSG en la Champions League y el pasado domingo batalló para sacar la victoria de último minuto frente a Leganés.(Manu Fernández/AP)
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Agencias
BARCELONA, España.- Más tocado en la moral que en los resultados (una derrota en trece partidos) y señalado tanto por la imagen futbolística como por su situación en Liga o Champions, el Barcelona se encuentra en un laberinto del que se sospecha difícil salida. Más aún tras lo contemplado frente al Leganes, informa Espn digital.

“Sabíamos que iba a ser difícil después de lo ocurrido en París”, afirmó Andrés Iniesta, siguiendo la argumentación de su entrenador y que se entiende generalizada en el vestuario, afectado aún por la goleada del Parque de los Príncipes e incapaz de responder con solvencia al cabo de cinco días.

Pero el Barça de Luis Enrique no es ajeno a crisis de este calado, en fútbol y en resultados, de las que salió, mejor o peor parado, y que ahora asoma otra vez en el escenario.

¿En el peor momento? “Nunca es un buen momento porque siempre que ocurre se piensa que no hay vuelta atrás” sostiene una persona cercana al vestuario y que recuerda que en el pasado sí se salió adelante.

Hundido y sin respuesta, solo el relato futbolístico puede cambiar la dinámica de un equipo que no se reconoce y al que el bofetón sufrido en París no hizo más que poner en el plano una realidad palpable: en la Liga el Barcelona tiene más puntos que juego y en la Champions la confusión se ocultó bajo los resultados hasta que en Manchester afloró una urgencia y en París estalló una sentencia.

Magnificado en la excelencia, el Barça es un club de extremos que sufre de excesos en la debilidad. Y al que la pérdida de su personalidad futbolística desnuda en cuanto le abandona el marcador.

Pasado y presente

La tercera temporada bajo la dirección de Luis Enrique pone enfrentado a quien dibuja un fin de ciclo y a quien presenta una simple crisis concreta de la que se saldrá, con mayores o menores heridas, en un plazo prudencial de tiempo.

Aunque puesto en perspectiva se descubre otra verdad: el rendimiento azulgrana va a menos. Disputados los primeros 40 partidos oficiales esta es la peor campaña a todos los efectos.

De ganar un 82.5 por ciento de los partidos en el primer curso al mando del asturiano, con una media de 3 goles por encuentro, se ha pasado a un 67.5 por ciento de victorias esta campaña y 2.7 goles por partido de media.

¿Resultado? En la Liga el Barça está colgado en la dependencia del Real Madrid y en la Champions roza la eliminación en octavos de final. Por primera vez desde cuando cayó frente al Liverpool en una temporada no demasiado distinta a la actual, la cuarta de Rijkaard en el banquillo y en plena decadencia de su proyecto.

¿Decadencia? Desde el verano de 2014 el Barcelona ha concretado 15 fichajes en los que ha invertido 340.4 millones de euros… Y su presente se sostiene en el rendimiento de un tridente que en momentos de bonanza se ha presentado como la quintaesencia del futbol mundial para, ahora, ser visto como la única solución al déficit estructural del equipo.

Y, sin embargo la era Luis Enrique, repleta de títulos, no ha estado exenta de crisis puntuales, una por curso, en que la amenaza de derrumbe ha sido evidente.

Ocurrió en enero de 2015, en la temporada 2014-15, cuando la relación entre los cracks y el entrenador saltó por los aires cuando éste decidió a la vuelta de las vacaciones de Navidad, en el primer partido de Anoeta, dejar en el banquillo a Messi y Neymar.

Pasó lo que pasó (se perdió) y se desencadenó una crisis de tal calado que llevándose por delante al Director Deportivo, Andoni Zubizarreta, dejó a Luis Enrique al borde del despido.

Solución

La solución fue simple: el técnico se puso en manos de la MSN, innegociable a partir de entonces, y de los siguientes 35 partidos (hasta fin de curso) el Barcelona ganó 31, marcó 107 goles (una media de 3.06 por choque) y conquistó el triplete.

Lo sucedido en la temporada 2015-16 ya dejó muestras, sin embargo, de un problema más de fondo y estructural. Entre el 20 de marzo y el 17 de abril se disputaron seis partidos de los que solo se ganó uno, se cayó en los cuartos de la Champions frente al Atlético y una Liga que estaba ganada estuvo cerca de perderse.

Se sobrevivió con dos goleadas consecutivas sobre Deportivo y Sporting que apagó el incendio y dio para cerrar el curso con el doblete. Y a ningún síntoma de duda se respondió poniendo en el plano la magnificencia de ese tridente que a base de goles empujaba al equipo y escondía cualquier signo de debilidad.

La situación, en la actualidad, se vuelve a contemplar desde el pesimismo a partir del 4-0 en París, incapaz para muchos ya de ocultar la realidad. Alavés, Atlético, Celta, Granada, Manchester City, Málaga, Real Sociedad, Hércules,

Villarreal, Athletic, otra vez Atlético… No han sido pocos los partidos que con buen o mal resultado han dejado al descubierto un déficit futbolístico que ha desembocado en esta realidad incómoda.

A medio camino entre la crisis y la resurrección. O quizá más cerca de un sitio que del otro… El partido en el Calderón dirá hacia donde se dirige este Barcelona.

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