Preparador físico de Maradona y Messi, ahora con Venados

Fernando Signorini expone sus conceptos sobre el futbol, y parafrasea: si no sirve para ser feliz, no sirve para nada...

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Fernando Signorini (izq.), actual preparador físico de Venados FC Yucatán, habla sobre sus conceptos del futbol. En la imagen, aparece con el astro argentino Lionel Messi (sport.es)
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Fernando Islas/Milenio-La Afición
MÉRIDA, Yuc.- Fernando Signorini (Lincoln, Argentina, 1950) entrelaza ideas en torno a lo que ha vivido en el futbol. Cada frase suya sobre el juego establece conexiones con lo que ocurre más allá de la cancha.

El hombre, célebre por haber sido el preparador físico de Maradona y Messi, y por trabajar en su momento con Menotti y Bilardo, los técnicos campeones del mundo con Argentina, está en México con los Venados de Yucatán, del Ascenso MX.
Antes la religión era el opio del pueblo. Ahora es el futbol”, lamenta, convencido de que el futbol es de los jugadores y los aficionados. Lo demás… lo demás es ruido.

¿Usted trabajó con Mennotti y Bilardo, dos ideas distintas de ver el juego?

El modo de entender el futbol también es un modo de entender la vida. Vos no puedes disociar al entrenador del hombre. Menotti era un tipo que hacía de la ética una bandera. Y a Bilardo le venía bien cualquier remedio para lograr el fin. Esa valoración de la ética es la que yo llamo “diametralmente opuesto”, porque si había que ponerle lo que le pusieron en el bidón a Branco en el Mundial con tal de sacar el resultado… Menotti se hubiera tomado el bidón. En cambio, creo que Bilardo es en general un tipo muy débil, entonces por eso necesita tanto del triunfo, como los débiles necesitan tanto del poder, porque el tipo que está seguro no le interesa el poder.

A lo mejor lo ejerce sin saberlo, pero no lo busca como un fin en sí mismo. A Bilardo no le importan las formas con tal de ganar y Menotti antepone las formas al triunfo, y a mí me parece genial porque es un aprendizaje para la vida. La trampa es una porquería en el deporte y en cualquier orden. La mano de Diego en el Mundial fue una porquería, por ejemplo. ¿Qué hubiera pasado en Argentina si esa mano la hace Lineker? Lo que pasa es que el futbol es una maravillosa excusa para ser feliz, pero también es un arma poderosa a favor de la formación o la deformación de los jóvenes, entonces uno tiene que elegir para qué lado va.

¿Y qué le dice Maradona de la mano de Dios?

No, él la sigue reivindicando, porque también todo el mundo se lo aplaudió, pero creo que hubiera sido mucho más grande Diego todavía si, una vez hecho el gol, que fue producto de la picardía, vuelve sobre sus pasos y dice: “No, fue con la mano. Yo no soy un ejemplo”, como él siempre dice, “pero soy un símbolo para millones de chicos que me miran y tienen que saber que la trampa es una porquería”. Hubiera sido mucho más grande.

Usted escribió que en el camino por el futbol “encontré que la realidad no coincidía con mis ilusiones”.

Sí, porque la realidad es que en el futbol de hoy vale todo. Lo que está pasando en FIFA, lo que está pasando con la Concacaf, lo que está pasando en Argentina era una verdad a voces que nadie se atrevía a develar. Lo único que me preocupa es que todo esto tiene como impulsores a la seguridad de Estados Unidos, que no creo que tengan mucho que decir como guías éticos para la humanidad. Ellos lo quieren porque han descubierto que el futbol es una maravillosa arma para manejar las masas, para estupidizarlas a su antojo y además para ganar muchísimo dinero.

¿Se perdió la esencia que cita Eduardo Galeano, que vio a unos chicos que cantaban: “Ganamos, perdimos, igual nos divertimos”?

Se ha perdido porque hay una desculturización brutal, además de que el éxito no se revisa. No sé, si vos tener que fracturar a un tipo para ganar, bueno, ganaste y que se jodan. Son los daños colaterales, como se dice cuando tiran una bomba en un colegio de Irak. ¡Qué van a ser daños colaterales! Desgraciadamente, el futbol, que serviría para educar, porque antes que nada entrenar es educar, se utiliza para ganar dinero.

¿Qué le dice que el futbol empezó con las clases obreras y ahora no puede faltar la champaña en los palcos?

Los mejores jugadores del mundo van a seguir saliendo, por lo menos en toda Latinoamérica y en el África negra, de las villas, de la miseria. Después en el camino se encargan de llenarles los bolsillos a los chicos que más talento tienen, pero les vacían el corazón y la cabeza. Pero yo dudo profundamente que a la gente le guste el futbol. Es mentira que le guste el futbol. Le gusta que gane su equipo, y si es de cualquier manera, no importa, tiene que ganar.

Yo pienso diametralmente opuesto. A mí me gusta el futbol, por eso no soy hincha de ningún equipo. Si juega bien el Barcelona, soy hincha del Barcelona. Si el Madrid juega mejor que el Barza, quiero que gane el Madrid, pero si mañana la Lazio o el Torino o el América o las Chivas juegan bien, voy a hacer un lugar en mi agenda para ver a esos equipos, aunque pierdan. A la belleza no la negocio.

Las cosas rudas, las cosas vulgares las desprecio profundamente y yo celebro aquellos que son capaces de hacer que el futbol siga vivo, porque el día que se pierda eso, a qué va ir uno a un campo de juego. Hoy ves cien partidos y prácticamente no recordás alguna jugada, y antes de cada partido te llevabas una jugada. Qué se yo, hoy ves a algún equipo que cuente a nivel individual con un jugador que diga uno: ¡P... , este no se intoxicó!          

¿En qué ha cambiado la preparación física?

Fundamentalmente tiene mucho que ver el triunfo del Barcelona, porque si el Barcelona no hubiera ganado, no hubiera hecho irrupción esta manera de entender el futbol. Pero eso lo aprendí con Menotti muchísimo antes de que lo hiciera Guardiola o lo hiciera Mourinho con Rui Faria. Mourinho, en su libro Mourinho, por qué tantas victorias, explica claramente que él no tendría trabajo para darle a un preparador físico convencional, porque el problema no es físico, no hay jugador mal preparado en el alto nivel. Además, la preparación física es un reduccionismo, porque no se prepara a un atleta de 100, de 200, de 400 metros; el futbol es mucho más complejo.

Los jugadores en la cancha tienen que decidir si pasan a la derecha, a la izquierda; caen, giran, los empujan, les pegan una patada. Yo dije hace muchos años, y Valdano después hizo un artículo sobre eso, que un gramo de tejido cerebral pesa más que 80 kilos de músculo, entonces a mí me importa mucho menos el músculo que las neuronas. Por ejemplo, Iniesta, que parece un pescadito sacado del agua y no tiene un solo músculo y es tal vez el mejor jugador del mundo.

Messi hace mejores jugadas, o son más espectaculares, pero Iniesta juega mejor, para mí, que Lio. Y grandes jugadores que no eran un portento físico como Valderrama, el mismo Diego, con un metro 68, o Romario, que ha hecho gran cantidad de goles, o Hugo Sánchez, ustedes tienen un ejemplo muy claro acá. En su momento todos afuera lo creían alto, rubio y de ojos celestes.

¿Cómo es una sesión de trabajo con usted? ¿Qué le pide a los chicos?

Sobre todo, compromiso con sus sueños, porque el deseo es de ellos. Yo puedo ayudarles, pero ellos se tienen que hacer cargo, porque a mí que me refrenden con hechos lo que me aseguran con palabras. Más que pedirles, les exijo que no dejen que cualquiera de nosotros haga con ellos cualquier brutalidad, que sean sujetos activos del entrenamiento, que no estén esperando la orden, que sean ellos capaces de decidir.

Entiendo que regala libros a los jugadores...

Recomiendo los libros de Galeano, pero al Mundial de Sudáfrica llevé Por qué no soy cristiano, de Russell, y Mascherano se lo quedó. Grandes aventuras de la humanidad, La sociedad de la nieve, que es un libro fenomenal, tantos años después del accidente de Los Andes. Ahí está la solidaridad, la nobleza de procedimiento y eso le llega mucho a los jugadores.

¿Qué similitudes vio del Maradona jugador al técnico?

La pasión. Lo que pasa que Diego no se preparó para ser técnico, y eso le jugó en contra. Fue una lástima, porque tiene unas condiciones impresionantes para ser líder. Además, lidera desde su historia, desde su leyenda, desde su imagen, desde sus anécdotas, pero le faltó tiempo. Estuvimos nueve días en Pretoria, antes del Mundial; cuando fue el Mundial del 86 estuvimos 40 días antes acá, en el América.

Ahora los tiempos se han acortado tanto que si te dan una cantidad de músicos para tocar en La Scala de Milán y tenés tres días para practicar, seguramente van a hacer el papel, pero no van a hacer el mejor papel. Además, le tocó un equipo muy joven. Messi tenía 23 años recién cumplidos, Agüero con 22, Di María con 22, Higuaín con 22, Otamendi con 21, Pastore con 20. Pero, bueno, pusimos todo, no alcanzó.

¿Qué dijo Maradona después de la eliminación?

Hubo lágrimas. Les agradeció uno por uno y después se dedicó a llorar.

¿Qué trabajo específico se puede hacer con Messi?

Seguirlo y guiarlo. Él te dice todo. Los grandes te dicen todo, porque obviamente saben más que uno. Una vez me preguntaron en Argentina que cómo preparaba a Diego para jugar al futbol, y yo dije que lo mismo que si me preguntaran cómo se prepara un gato para cazar ratones. Estos tipos ya saben todo, aunque no lo sepan. Hay un sistema que viene de Sócrates, que es la mayéutica, que vos le preguntas a los tipos lo que ellos saben, y ellos te pueden decir cosas maravillosas que ni ellos creen, porque nunca revisan su conocimiento.

Saben, pero no lo saben. Después lo ofrecen en el campo. A Messi lo critican porque no habla. A Diego lo criticaban porque hablaba mucho. ¿Por qué quieren que hable Messi? Porque si no habla, no venden. Es un juego perverso. Pero volviendo a Camus o a Galeano, si el futbol no sirve para ser feliz, no sirve para nada.

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