Gabriela Agundez, el sueño vivo de una niña del siglo XXI

Con sólo 14 años de edad, tal vez no tenga licencia para conducir, pero es más valiente que muchos adultos.

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La clavadista que apenas cursa la secundaria, será el miembro más joven de la delegación mexicana. (Foto: EFE)
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EFE
MÉXICO, DF.- La niña de 14 años Gabriela Agundez se acostumbró hace mucho a tratar de tú a sus fantasmas, por eso no le preocupa sentir miedo a saltar de la plataforma de 10 metros y se propone ganar esa prueba en los juegos regionales de Veracruz 2014.

"A veces me da miedo lanzarme de tan alto, sobre todo cuando estoy mucho tiempo sin competir, pero luego se me pasa", cuenta a Efe Agundez, la deportista más joven del equipo mexicano en los Centroamericanos y del Caribe programados para este mes.

Aunque hace poco mudó sus muelas, la clavadista muestra ante los medios una madurez de escritora de ensayos y responde con paciencia la pregunta acerca de sí no le duele haber renunciado en estos años a jugar con muñecas como hacen las muchachitas con dientes de leche.

"Ha sido un sacrificio, pero vale la pena, ahora me siento feliz por representar a México a mi edad", comenta, minutos después de haber sido mencionada por el presidente Enrique Peña Nieto en el discurso de abanderamiento del equipo nacional.

Su pelo crespo recogido con una cinta roja de plástico acentúa la frescura de su cara de chica del siglo XXI y al sonreír, los pequeños lunares de su rostro parecen distribuirse en una suerte de triángulo escaleno que aumenta su gracia. Sin embargo enseguida deja claro que como competidora hace tiempo es una persona mayor.

"Poco antes de la eliminatoria para armar el equipo, me concentré solo en dar lo mejor de mi y ahora mi meta es ganar la medalla de oro en Veracruz", asegura, mientras acomoda la manga izquierda de su traje de la delegación, que le queda un poco grande.

Trabaja con la mejor

Gabriela es la niña más popular del salón de tercero de Secundaria del Colegio La Salle de la Ciudad de México, donde le dejan muchas tareas que, en ausencia de su madre, son revisadas por la entrenadora china Ma Jin, quien llevó a Paola Espinosa a medallista en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

"En China trabajamos con las atletas desde pequeñas y muchas a los 15 años ya son campeonas mundiales; yo quiero hacer lo mismo con Gabriela", explica la estratega asiática.

Jin es una especie de abuela para la saltadora. En los entrenamientos la trata con rigor, pero los domingos la suele rescatar del fantasma de la soledad en la Comisión Nacional del Deporte, donde vive la niña, y se la lleva a pasear.

En estos días, Agundez repite centenares de saltos a la semana y a veces termina extenuada y con dolores de hombro, pero su pena sigue siendo vivir lejos de su familia, residente en La Paz, Baja California Sur, a más de 1.200 kilómetros de la Ciudad de México.

Extraña a su madre, pero nunca llora porque interpreta su estancia en la capital como una inversión para hacer verdad el deseo de ser campeona, el cual pule con una gran disposición para aumentar el grado de dificultad de sus saltos, que ya llega a 3.4 con su clavado más difícil, un holandés tres y medio.

Cambió la gimnasia por los clavados

La niña comenzó en los clavados a los siete años. Practicaba gimnasia el día que visitó una alberca para ver una competencia de plataforma y quedó prendida de ese deporte. "Me gustó más y desde entonces estoy en esto", dice.

Según Ma Jin, la muchachita posee personalidad y con su perseverancia puede llegar lejos en el presente ciclo olímpico.

A la niña eso la ilusiona, pero resume su sueño vivo de una manera más simple y humana: "Antes me ponía nerviosa en las competencias, ahora agarré confianza y mi principal propósito es disfrutar lo que hago", confiesa.

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