Agencias
MADRID, España.- Sergio Ramos volvió a aparecer en tiempo de compensación para dar al Real Madrid una victoria por 3-2 sobre el Deportivo la Coruña y cerrar el año en el Bernabéu fijando un récord de 35 partidos sin conocer la derrota, publica Espn digital.

James Rodríguez fue lo más rescatable de un primer tiempo decepcionante y su actuación no estuvo ni cerca del nivel que mostró a media semana en Champions ante el Borussia Dortmund, su mejor partido en más de un año. A Toni Kroos se le notaba el mes de inactividad; ni fino, ni muy activo en repartir juego. Isco, que quería jugar como si lo fuera Bale quien lo acompañaba, se desvivía por poner balones a los que Danilo, insistente por la banda, no llegaba nunca.

Morata no se veía por ningún lado. Madrid no lograba conectar. No había una figura que impusiera su autoridad en ataque. Cristiano Ronaldo y Benzema, descansaban el palco, Lucas Vázquez, hacía lo mismo pero en la banca, y Bale, recuperándose de una lesión en Inglaterra.

Desde su vitrina, el portugués veía a con frustración a sus compañeros desperdiciar una jugada de gol tras otra pues de tan desconectados, llegaron a la media hora sin haber disparado una sola vez a puerta y acabó yéndose a las regaderas con un solo intento, un mano a mano del mediocampista colombiano que acabó en una gran atajada de Tyton.

Y aún peor, era la fragilidad que mostraban atrás. Danilo no gana una carrera por banda cuando juega con regularidad, menos cuando no tiene ritmo, obligando a Pepe, Ramos y hasta Nacho a acudir al rescate. De pura suerte se fueron al descanso aguantando el cero atrás, pues aunque el Depor sólo había tenido dos oportunidades claras, ambas a balón parado, fueron suficientes para causar alarma.

Afición impaciente

La grada empezaba a impacientarse con los hombres de Zidane, hasta que apenas arrancar la segunda mitad, Isco por fin logró conectar con Álvaro Morata. El madrileño festejó su vuelta a la con un golazo desde fuera del área casi por instinto. Recibió un balón cerca de la media luna y tras darse la vuelta para acomodarse, disparó sin siquiera ver a la portería sorprendiendo al arquero polaco.

La alegría duraría muy poco a los locales, hasta que al 57' el técnico del Depor Gaizka Garitano envió a Joselu a la cancha y les hizo ver su suerte en apenas su tercer encuentro de Liga esta campaña. El primer balón que tocó el atacante del cuadro gallego acabó en la red. Un contragolpe letal, aprovechando un error de Casemiro, acabó con un pase al delantero español que puso el 1-1 con un disparo desde fuera del área. Cinco minutos después, Joselu repetía la dosis, esta vez desde el área grande después de que la defensa merengue lo dejara campar a sus anchas.

Madrid se hundía; el Depor le estaba cobrando caro el menosprecio. Pero de nuevo intervino la suerte de Zidane. O el hambre de los canteranos y la magia de Sergio Ramos.

El técnico francés Sacó a un gris Marco Asensio y al errático Isco para enviar a Lucas Vázquez y Mariano. Y ya en la desesperación, recurrió hasta a Marcelo en lugar de Danilo para los últimos diez minutos. Y fueron ellos los que rescataron al equipo merengue. Un pase largo de Lucas al área que Mariano alcanzó a prender con el hombro para poner el 2-2.

Siguió un cierre frenético; un conato de bronca cerca de la portería coruñesa, Tyton tendido en el césped siendo atendido por los servicios médicos dos veces y el ya clásico cabezazo de Sergio Ramos en un tiro de esquina para poner el gol de la victoria en tiempo de compensación. La 'flor' de Zidane.