Michelito corta una oreja en su alternativa

Lagravere, matador de toros a los 14 años. Salida al tercio de Juan Pablo Sánchez. Castella hizo acto de presencia.

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El francés Castella le cedió los trastos a Michelito Lagravere para convertirlo en matador de toros. (Marco Moreno)
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Russell A. Gutiérrez Vales/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- En tarde soleada con algo de viento, se lidiaron toros de Bernaldo de Quiroz, bien presentados, y muchos kilos, todos abantos de salida y que empujaron con fuerza a los montados, buenos, fijos y con recorrido el primero, segundo y tercero, débil del cuarto, basto y complicado el quinto y con guasa el que cerró plaza.

Michelito Lagravere, impecablemente vestido de blanco y oro, enfrenta a “Sureño” No.202, de 606 kilos, el más pesado del encierro, es un negro, bragado, cornigacho, muy bien en su toreo de capa, primero haciéndose de las embestidas y luego toreándolo por verónicas, chicuelinas y rematado con la media; la segunda gran ovación de la tarde, puesto que la primera se la dio el público cuando el pequeño torero apareció por la puerta de cuadrillas. Buen puyazo de Juan Miranda, otro yucateco de dinastía.

La ansiada alternativa se produce a las 16:44 de la tarde, cuando el torero francés le cede los trastos al yucateco para convertirlo en matador de toros y antes de cumplir los 15 años de edad, brinda su primera faena al público y seguidamente a sus padres Michel y Diana, y comienza su faena enseñándole al toro el camino, muletazos por abajo sin molestar al astado y planeando lo que vendría.

Metido el toro en la muleta lo lleva al centro del anillo y torea por la derecha, bajando la mano, sintiendo cada uno de los pases, templado los muletazos, sin dejar que el toro enganche su muleta y con los pies bien asentados en la arena, lo torea también por naturales que son menos, pero igual de templados y sentidos; el astado comienza a rajarse y el joven, lo torea por alto, termina de entera en buen sitio, el toro tarda en doblar y requiere de tres golpes de descabello, a pesar de todo y a petición del público la autoridad concede una oreja.

Con oreja o sin ella, la faena ahí queda. Yucatán tiene ya un torero.

Con su segundo, de nombre “Mestizo”, abierto de cuerna, lo lidia con limpieza con el capote y se hace de las embestidas, con la muleta le planta cara y aguanta las embestidas descompuestas y los derrotes, se da cuenta que hay muy poco que hacer y corta por lo sano, termina de delantera, entera desprendida y tres golpes de descabello.

Juan Pablo Sánchez, con el quinto de nombre “Pardito”, un toro complicado de salida, se sacó una faena de la manga y le pegó derechazos y naturales templando y mandando las cortas embestidas de “Pardito”, que terminó por entregarse, culmina de pinchazo y pinchazo hondo, tarda en doblar. Palmas. Al final el público lo saca al tercio a agradecer la ovación.

Con su primero, tibias palmas al fallar con el estoque.

Sebastián Castella hizo acto de presencia para apadrinar al yucateco y se lo agradecemos, estuvo en Castella y mal con los aceros.

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