Agencias
BARCELONA, España.- A Messi le duele la marcha de Neymar del FC Barcelona. Le duele desde un punto de vista deportivo, por lo que entiende debilitamiento evidente, y también desde un aspecto personal por cuanto la buena relación entre ambos, contrariamente a lo que se ha especulado en las últimas semanas, se mantuvo inalterable a pesar de todo lo que ha rodeado al crack brasileño.

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Neymar acudió en un viaje express a la boda de Leo en Rosario y haciendo un alto en sus vacaciones, repletas de actos comerciales, para acompañar a su amigo en esa fecha especial. Permaneció apenas cinco horas en la ciudad argentina, celebró y se fue a la carrera, recibiendo el sincero agradecimiento del ‘10’ y su familia.

 

Fue un placer enorme haber compartido todos estos años con vos, amigo @neymarjr. Te deseo mucha suerte en esta nueva etapa de tu vida. Nos vemos Tkm

Una publicación compartida de Leo Messi (@leomessi) el 2 de Ago de 2017 a la(s) 6:05 PDT

Poco después, cuando el diario Sport publicó la ‘incomodidad’ de Ney en el club azulgrana, Messi se interesó por la situación. Charló con él, como tantos otros compañeros, pero en ningún momento quiso forzar ni convencerle de nada. Entendió, rápido, que su colega había tomado una decisión y, tal cual, la respetó.

Así se fueron, se han ido cumpliendo, plazos en una repetición de escenarios, kafkianos algunos, hasta desembocar en el adiós definitivo de este miércoles. Primero en la Ciudad Deportiva y después en las oficinas del Camp Nou.

Las despedidas cuanto más rápidas mejor. Eso se dice y eso hizo Neymar. El futbolista brasileño llegó el último, pocos minutos después de las nueve de la mañana, y se marchó cuando sus compañeros empezaban a entrenar. A las 9:35 abandonaba las instalaciones azulgranas. Esa media hora escasa la utilizó primero para acudir al despacho del entrenador Ernesto Valverde, a quien comunicó ya definitivamente su decisión y le pidió permiso para no entrenar.

Valverde, a quien no tomó por sorpresa el anuncio, le concedió ese permiso y le permitió, también, entrar en el camerino de la plantilla para despedirse. Allí charló brevemente con sus compañeros, algunos de los cuales no se ocuparon en disimular su contrariedad personal por las formas… Pero recibiendo en general un cálido adiós.

Les dijo ya abiertamente que se va al PSG, les deseó toda la suerte en la temporada que ya empieza y se marchó sin ocultar una cierta emoción de acuerdo a una fuente cercana a la propia plantilla. Se despidió igualmente de todos los empleados con los que se cruzó hasta tomar otra vez su vehículo para trasladarse a las oficinas del club. Y ahí quedó Messi. Entendiendo, o no, la decisión del colega con el que disfrutó las cuatro últimas temporadas en el Barcelona pero sin un reproche personal.

Para Leo, en el plano deportivo, lo que interesa a partir de ahora es conocer cómo utilizará el club el dinero que reciba desde el PSG.