Nicolás Castillo, la nueva joya adquirida por Pumas

El delantero chileno llega a los universitarios siendo bicampeón de goleo de la Liga de futbol de Chile.

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El futbolista Nicolás Castillo llega procedente de la Universidad Católica de Chile, equipo en el que conquistó el bicampeonato de goleo.(Foto tomada de Facebook/Universidad Católica de Chile)
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Milenio Digital
CIUDAD DE MÉXICO.- En diciembre de 2015, mientras Pumas había sucumbido frente a Tigres en una de las finales más agónicas de los torneos cortos, Nicolás Castillo estaba a la deriva.

El delantero chileno se rehusaba a volver con el Brujas de Bélgica, su club, y convencía a la dirigencia de Universidad Católica, su alma máter, de ficharle aunque fuera a préstamo, para intentar recuperar el nivel que, precisamente, hizo que los europeos le compraran tres años atrás. Los altos mandos de ambas instituciones acordaron una cesión por seis meses, a la espera de buenos resultados.

Luego de un primer semestre en el que recobró la confianza, Castillo Mora anotó 11 veces, suficientes para consagrarse campeón de goleo, su aporte en ofensiva fue valioso para que los Cruzados ganaran la Liga.

Brujas volvió por él, pero el cuadro chileno pidió seis meses más de prórroga. Una inaccesible cifra de varios millones de dólares, le separó de que Católica pudiera repatriarle de manera definitiva.

Nuevo torneo y más satisfacciones. Apenas hace unos días, logró el bicampeonato local, y con 13 festejos, repitió también como monarca anotador. 

En casi un año, Nico pasó de ser un delantero que había perdido la ruta a consagrarse, a convertirse en el mejor atacante del futbol chileno. Pumas lo ficha con la intención de recuperar la presencia en el ataque; ante la baja de juego de Eduardo Herrera, y la fórmula fracasada de apuestas como la de Saúl Berjón y Fidel Martínez, directiva y cuerpo técnico de Universidad Nacional le traen a México, con la esperanza de que aquí demuestre lo mismo que ya logró en su país.

Pasaron 12 meses y las circunstancias cambiaron para Castillo y su actual equipo. Ahora, ambos se necesitan para seguir creciendo. A partir de este lunes, comenzará su historia.

Amargo paso por Europa

El andino debutó muy joven con Universidad Católica, club del que siempre fue aficionado. Su estreno en Primera División se dio en 2010, y con Juan Antonio Pizzi, cuando dirigió al equipo, brilló intensamente. A mediados de 2013, una importante oferta del Brujas de Bélgica lo alejó de casa; en Europa la pasó mal y no se acopló al ritmo de juego. Luego de un año, salió cedido al Mainz de Alemania, y seis meses después, al Frosinone de Italia. Tres equipos durante dos campañas y su regularidad se fue a la baja, hasta que volvió a tierras andinas.

Seleccionado por Chile

Su proyección se dio a la par de las consideraciones a selecciones, primero, juveniles, y más tarde, a la absoluta. En 2013 disputó el Sudamericano Sub 20 y el Mundial de la misma categoría, en total, registró 11 apariciones y nueve tantos... En ambas justas, destacó la presencia de Bryan Rabello, casi siempre como su asistente. En 2012, Claudio Borghi, entrenador del máximo representativo, lo consideró, pero su debut se daría varios meses más tarde. Fue llamado para las eliminatorias del Mundial pasado, pero se le marginó en la justa; ahora, con Pizzi es recurrente.

El más cercano antecedente

Eran mediados de 2013 cuando la directiva que por entonces dirigía Alberto García Aspe, había fichado a un desconocido Ismael Sosa, un argentino que brillaba, coincidentemente, en la Universidad Católica, de Chile. Fue hasta el final de aquel año cuando el Chuco se trasladó a México para reportar con los felinos. El resto de la historia en el Pedregal quedó en anécdota: de a poco se convirtió en infaltable y hasta fi gura del plantel. Desde entonces, los de CU no apostaban por algún jugador del balompié andino. Castillo, que coincidió por algunos meses con el ariete, deberá asumir sus roles protagónicos.

Apodos y tatuaje

En la cancha, Castillo es sobrio, efectivo, lo suyo son los goles, y pese a que su movilidad pudiera limitarse dentro del área enemiga, fuera del campo es un tipo diferente. No gusta de las entrevistas, pero manda mensajes por distintas vías: utiliza redes sociales como Instagram para dar a conocer sus estados de ánimo y hasta actividades lejos de los terrenos de juego. Tiene diferentes sobrenombres, pero destacan algunos como Toro, Terminator y Avioncito. De su look, Nico gusta de tatuarse. En la pantorrilla derecha lleva el escudo de la Universidad Católica, y en los antebrazos, el nombre de sus padres.

Ibra, como su ídolo

Todos tenemos un modelo a seguir cuando somos pequeños. Para Nicolás Castillo, el delantero sueco Zlatan Ibrahimovic impulsó, sin saberlo, sus ganas de convertirse en futbolista profesional. En una entrevista concedida en 2012 a La Tercera, medio chileno, el goleador reveló su apreciación sobre el ahora jugador del Manchester United: "Es capaz de rematar, casi, con cualquier parte de su cuerpo. Tiene grabada la portería en la mente y puede recibir de espaldas, sin problema, para luego eludir a un rival y desmarcarse; los años le han restado velocidad, pero le han aumentado agilidad mental".

Un socio más

Castillo conoce a la perfección a Bryan Rabello, que a partir del siguiente torneo será su compañero en Pumas. El segundo, surgido de Colo Colo, coincidió con Nico en las selecciones chilenas con límite de edad, incluso conformaron un dúo de poder ofensivo, situación que no se ha reflejado en el equipo absoluto de los andinos, debido a sus dispares trayectorias. Años más tarde, vuelven a encontrarse para intentar que Pumas regrese a los primeros planos del futbol mexicano. Castillo, además del respeto de la plantilla, ya cuenta con un socio en el primer equipo auriazul.

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