Agencias
HANNOVER, Alemania.- El técnico de Alemania Joachim Loew agradeció a la selección francesa de futbol por haberse quedado toda la noche con ellos en el Stade de France después del amistoso del viernes pasado, en medio de la ola de ataques terroristas que azotaron París y en la que murieron al menos 129 personas.

Los alemanes decidieron quedarse en el estadio a pesar de que en las afueras estallaron algunas bombas. Ante esto los jugadores franceses decidieron acompañarlos hasta que se fueron de regreso a su país el sábado por la mañana.

"Fue un gran gesto del equipo francés y de (su técnico) Didier Deschamps", expresó Loew este lunes, durante una conferencia de prensa con motivo del partido de este martes contra Holanda.

"Ofrecieron recibirnos en su hotel, diciendo que pondrían habitaciones a nuestra disposición. También esperaron hasta asegurarse de que viajaríamos directamente a Alemania", expresó.

El equipo tenía planeado volver en la tarde del sábado, pero se fue por la mañana, en un vuelo especial. 

Antes del encuentro los alemanes habían tenido que evacuar el hotel por una amenaza de bomba que resultó falsa.

Futbol, señal de libertad

 La federación alemana consideró suspender el encuentro de este martes, pero lo descartó.

"Después de pensarlo, quedó claro que debíamos jugar", dijo Loew. "El partido es una clara señal de libertad y democracia, y de solidaridad con Francia".

El técnico dijo que ningún jugador había pedido no jugar.

Se evitó una mayor tragedia

En este sentido, a través de los informes oficiales y de testigos que se encontraban entre los cerca de 79 mil espectadores reunidos en el Stade de France, se puede inferir que se evitó una masacre.

Hubo un muerto y varias docenas de heridos en los alrededores del estadio. Sin embargo, la tragedia pudo haber sido mucho peor: las fuertes medidas de seguridad, el ingenio de los dirigentes en el lugar y la mala planificación por parte de los terroristas evitaron un mayor derroche de sangre.

El estadio, parte del acervo nacional ya que fue allí donde Francia ganó el Mundial de 1998, fue el primer blanco de los ataques del viernes. Dos cuadrillas de terroristas dejaron 129 muertos y más de 300 heridos en distintas partes de la ciudad y sus alrededores. Pero un tercer escuadrón, el que fue al estadio, causó mucho menos daño.

Al tiempo que reinaba el caos afuera, las autoridades decidieron que lo mejor era que la gente se quedara dentro del estadio y que el partido continuase. Esa decisión fue tomada por el presidente Francois Hollande, con asesoramiento de dirigentes de la Federación Francesa de Fútbol, dijeron fuentes del Palacio del Eliseo.

Por lo menos uno de los atacantes trató de ingresar sin tener un boleto, y fue rechazado, dijo una fuente que pidió no ser identificada.

Error 'milagroso'

Una hipótesis policial es que los atacantes sabían que no había manera de que pudieran entrar, ya que con sus chalecos explosivos no podrían pasar los registros de seguridad, y que por lo tanto planificaron detonar las bombas en medio del público cuando entraba, o cuando saliera después del partido.

Pero fuentes oficiales sospechan que los terroristas calcularon mal. Cuando detonaron sus bombas - dos en el primer tiempo y el tercero en el mediotiempo - la gran mayoría de los espectadores ya estaba dentro del estadio.

"Creemos que este operativo fracasó porque estaba muy mal organizado", dijo una fuente policial que pidió no ser identificada.

El presidente de la Federación Francesa de Fútbol, Noel Le Graet, opinó que las medidas de seguridad cumplieron su propósito.

"Afuera del estadio ocurrieron sucesos realmente dramáticos pero adentro, la policía, los empleados y los espectadores tuvieron una conducta ejemplar", dijo Le Graet al diario deportista L'Equipe. "No hubo ni estampida, ni pánico. Pudo haber sido una verdadera catástrofe, y no fue así".

(Información de Associated Press)