Brady se concentra en Super Tazón

El mariscal de Patriotas deja pendiente la polémica por los balones desinflados en el partido contra Indianápolis; repaso histórico del Super Bowl.

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Tom Brady, mariscal de Patriots (i) dialoga con su compañero Willie McGinest al arribar con el equipo a Arizona para el Super Bowl del domingo contra Seahawks. (Foto:AP)
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Agencias
FÓXBORO, Massachussetts.- A Tom Brady, mariscal de campo de Patriotas de Nueva Inglaterra, le dolieron las acusaciones por el escándalo del “deflate-gate”, pero este lunes aseguró que ya dio vuelta a la página pues está enfocado de lleno en conseguir el Súper Tazón XLIX.

“Tomé muchas cosas de manera personal porque pensé que se trataba de mí y mis sentimientos fueron lastimados, después decidí seguir hacia adelante porque pensar así no me sirve de nada”, aseveró.

En medio de los preparativos para enfrentar en el “gran juego” a Halcones Marinos (Seahawks) de Seattle, los “Pats” no han parado de ser cuestionados por el uso de balones mal inflados durante el juego de campeonato en el cual vencieron a Potros de Indianápolis, informa Notimex.

“Todos tienen derecho a tener su opinión. Esto es parte del negocio y tienes que lidiar con las altas y bajas, lo bueno y lo malo”, indicó en entrevista con un programa de radio local.

Pese a que no tenían intención de dar más declaraciones sobre esto, el veterano quarterback se dio tiempo para reiterar que no sabe por qué los ovoides estaban inflados por debajo del nivel requerido por el reglamento de la NFL.

“Yo elijo 24 balones. Lo que sea que ocurrió después de que hice eso y cualquiera que sea la situación en la cual los midieron, no tengo idea de esos hechos. Trato de ser humilde y lidiar con cosas que no conozco. Cuando no sabes de algo, todo lo que puedes decir es ‘no lo sé’. Entiendo que no es la respuesta que la gente quiere oír, pero ésa es la verdad”, explicó.

Tiempo de jugar

Agregó que después “tendré oportunidad de descifrar qué fue lo que pasó, pero éste no es el momento para eso, no estoy interesado en encontrar respuestas porque ahora tenemos que jugar el partido más importante de nuestra temporada”, sentenció.

La víspera, sus rivales arribaron a la ciudad anfitriona del choque, Arizona, mientras que Nueva Inglaterra emprendió el vuelo este lunes por la mañana y llegó por la tarde.

“Estoy emocionado por disputar el Súper Tazón por sexta ocasión. Es un logro muy asombroso para nuestro equipo tomando en cuenta de dónde empezamos. Tuvimos una gran semana de entrenamiento. Iremos allá y trataremos de terminar fuertes”, concluyó.

Cuna de mitos y leyendas

Desde las épocas casi legendarias de Vince Lombardi y Bart Starr, hasta los días de futuros "hall of famers" como Bill Belichick y Tom Brady, el Súper Tazón ha recorrido un largo camino para consolidarse como uno de los mayores espectáculos del deporte profesional.

49 años han pasado desde aquel ya legendario 15 de enero de 1967, cuando Empacadores de Green Bay se impuso por 35-10 a Jefes de Kansas City, con Lombardi como entrenador en jefe y Starr como mariscal de campo en el primer Súper Tazón de la historia, disputado en el Memorial Coliseum de Los Ángeles, California.

Desde aquellos días, el Súper Tazón ha crecido hasta convertirse en uno de los eventos más vistos del mundo, al grado que la edición XLVIII logró una una audiencia estimada en 125 millones de espectadores en 198 países, para ser el cuarto evento más visto en el mundo en 2014.

En términos de audiencia global, el Super Bowl del año pasado se quedó sólo detrás de la final de la Copa del Mundo Brasil 2014, la final de la Liga de Campeones de la UEFA y la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno.

En casi medio siglo de existencia, el llamado "Juego Grande" de la NFL, que en sus primeras tres ediciones fue llamado "Juego AFL vs. NFL por el Campeonato Mundial", ha visto el surgimiento y la caída de grandes "dinastías" del emparrillado, empezando precisamente por Lombardi y Starr.

Con sus triunfos en las primeras dos ediciones del juego de campeonato, la legendaria dupla marcó el fin de la competencia entre las viejas ligas Americana y Nacional de futbol americano, que a partir de 1970 completaron la fusión que daría nacimiento a la NFL y, finalmente, a la adopción del nombre de Súper Tazón.

Paridad en los años 70

Y aunque, en principio, todo hacía suponer que la vieja Liga Nacional ejercería un dominio absoluto sobre el naciente campeonato, la década de los 70 no sólo demostro la paridad de fuerzas entre ambas ligas sino que vio el nacimiento de la primera gran dinastía de la NFL, surgida de las filas de la Americana.

Triunfos de Jets de Nueva York en el Súper Tazón III, de Jefes de Kansas City en el IV, de Potros de Baltimore en el V y de Delfines de Miami en el VII y VIII, no sólo demostraron el poderío de la ahora llamada Conferencia Americana, sino que precedieron el surgimiento de Acereros de Pittsburgh como la fuerza dominante de la NFL.

El cuadro del head coach Chuck Noll, con figuras de la talla del mariscal de campo Terry Bradshaw, el corredor Franco Harris y el receptor Lynn Swann y con la legendaria "Cortina de Acero" como baluarte defensivo, dominó sin duda alguna la segunda mitad de la década de los 70, con cuatro campeonatos entre 1975 y 1980.

Con victorias sobre Vikingos de Minnesota en la edición IX, Vaqueros de Dallas en la X y la XIII y Carneros de Los Ángeles en la XIV, Acereros dejó atrás casi cuatro décadas de mediocridad para erigirse en una auténtica cuna de leyendas.

En esta década, sólo Dallas, campeón de las ediciones VI y XII, de la mano del no menos legendario quarterback Roger Staubach, y Miami, ganador de los supertazones VII y VIII con Don Shula como head coach, podrían hacerle sombra a la leyenda de Pittsburgh.

Los años 80

No obstante el dominio de la AFC en el "Súper Domingo" llegaría a su fin junto con la década de los 70 y a partir de los 80, la Conferencia Nacional impondría un ferreo dominio, al ganar 16 de 20 encuentros en las dos décadas siguientes, incluidas 13 victorias al hilo entre 1985 y 1997.

El "viejo circuito" le debe gran parte de esta jetatura a la segunda gran dinastía de la NFL, la de 49´s de San Francisco, que vio su surgimiento en 1982, cuando los californianos alzaron el Trofeo Vince Lombardi, llamado así en honor al legendario entrenador, al imponerse a Bengalíes de Cincinnati.

Aquel complicado triunfo de 26-21 sobre los "felinos" en el Súper Tazón XVI, fue apenas el inicio de un camino que llevaría a los "gambusinos" a establecer un nuevo récord de la NFL, al ganar en cinco ocasiones el "Juego Grande".

El equipo del mariscal de campo Joe Montana, el receptor Jerry Rice y el ala cerrada Brent Jones, bajo el mando del entrenador en jefe Bill Walsh, hizo historia al imponerse en las ediciones XVI, XIX, XXIII y XXIV. En tanto Steve Young recogió el testigo dejado por Montana para conseguirles el quinto triunfo, en la edición XXIX.

En este mismo periodo se alzó otra de las grandes dinastías de la Liga, la de Vaqueros de Dallas de los 90, que empató la marca de cinco victorias en el "Súper Domingo" impuesta por San Francisco, al coronarse en las versiones XXVII, XXVIII y XXX.

Este equipo texano se hizo grande sobre los hombros del entrenador en jefe Jimmy Johnson, quien tuvo bajo su ala a jugadores del calibre del mariscal de campo Troy Aikman, el corredor Emmitt Smith y el receptor Michael Irvin.

Todavía la NFC vería un triunfo más en esta seguidilla, cuando Empacadores de Green Bay volvió al duelo por el título, en la edición número XXXI, del brazo del mariscal de campo Brett Favre, quien les consiguió el tercer trofeo para sus vitrinas.

Por fin, Broncos

Por fin, el dominio del "viejo circuito" se rompió en 1998, cuando Broncos de Denver, luego de cuatro intentos infructuosos en el "Juego Grande", por fin pudo alzar el Vince Lombardi, en las ediciones XXXII y XXXIII, en el ocaso de la carrera de otro de los grandes del emparrillado, el quarterback John Elway.

Siguieron años dominio alterno, en el que el máximo título de la NFL se paseaba de una conferencia a otra de una temporada a la siguiente, con triunfos de Carneros de San Luis en el Súper Tazón XXXIV y Cuervos de Baltimore en el XXXV.

No obstante, cuando se pensaba que la era de las dinastías había llegado a su fin en la NFL, la edición XXXVI, disputada en 2002, vio el nacimiento de una más, con el triunfo de Patriotas de Nueva Inglaterra, un muy dramático 20-17 sobre Carneros.

Con un Tom Brady que en ese entonces tenía apenas dos años de egresado de la Universidad de Michigan, pero con la gran experiencia del entrenador en jefe Bill Belichick, Patriotas dio el primer paso en un camino que habría de volverse histórico.

Los "Pats" de Belichick y Brady se convirtieron en la fuerza dominante en los primeros 15 años del siglo XXI, con siete apariciones, incluida la del próximo domingo, y tres triunfos en el Súper Tazón.

Luego de vencer a Carneros, Nueva Inglaterra despacharía a Panteras de Carolina en la edición XXXVIII y a las Águilas de Filadelfia en la XXXIX, aunque también perdió ante Gigantes de Nueva York en la XLII y XLVI y ahora se hizo un lugar en la número XLIX, a disputarse el domingo 1 de febrero en el Estadio de la Universidad de Phoenix.

Siglo XXI

Del mismo modo, la primer década y media del nuevo siglo vio el resurgir de una de las viejas glorias del emparrillado: Acereros de Pittsburgh, que consiguió en el pasador Ben Roethlisberger el motor que necesitaba para volver a los primeros planos de la NFL.

Con el "Big Ben" en los controles, el cuadro "metalero" ha aparecido dos veces más en el Súper Tazón, en las ediciones XL, que le ganó a Halcones Marinos de Seattle, y la XLV, que perdió con Empacadores de Green Bay.

Del mismo modo, el siglo XXI vio el surgimiento de una nueva fuerza a considerar en la Liga: Halcones Marinos de Seattle, que ya tiene dos apariciones en el "Juego Grande", en 2006 en la versión XL, que perdió con Pittsburgh, y en la XLVIII, que le ganó a Denver.

Ahora, en su calidad de campeón defensor, el equipo del head coach Pete Carroll y el mariscal de campo Rusell Wilson buscan no sólo defender su campeonato ante Belichick, Brady y sus Patriotas, sino forjarse su propio lugar entre los grandes de la NFL.

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